Cuando Alex Rufino llegó a San Vicente, percibió que era un lugar que le generaría felicidad, encontrando en la cueva del Morro de la Cruz, el permiso de entrada para establecer comunicación con los seres no visibles del entorno.

Alex nació en el Amazonas, es indígena Tikuna de la comunidad San Pedro de los Lagos, también conocida como Marepú o Comunidad de las Avispas, origen que le hace tener una mayor sensibilidad y cercanía espiritual con las montañas, las cuevas, el río y las piedras.

“Cuando yo encuentro ese tipo de escenarios juntos y en un mismo lugar, ya hay la sensación de que allí existen ciertos personajes o ciertas energías que me generan de alguna forma confianza y conexión con ellos.”.

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Navegación por la selva inundada de San Pedro de los Lagos

Comunicación con los seres no visibles

Habiendo establecido comunicación con los seres no visibles, Alex se dio cuenta que desde hacía muchos años habitaban la zona, “estaban en este caso los enanos, los seres de las montañas, las madres de las aves y de todo lo que rodea un ecosistema de montaña.”.

También percibió que no estaban totalmente cómodos con el trato que han recibido de los humanos que han habitado y habitan el territorio, porque han impuesto creencias y elementos no acordes, como la cruz construida en lo alto del morro, cuyo objetivo era ahuyentar las malas energías, las brujas y los rayos.

“Esas energías no son así, pero ya la gente empieza con sus pensamientos a creer que esas energías son malas. Los rayos para nosotros no son seres malos, son seres que nos llaman la atención porque estamos haciendo cosas que no son buenas dentro del lugar donde vivimos.”.

Dejas una semilla, en cada lugar donde te conectas

Fue tan fuerte la conexión que tuvo Alex Rufino con el Morro de la Cruz y su entorno, que acumuló energías que le permitieron soñar vívidamente, pero es consciente que parte de su energía también se quedó en el lugar.

“Uno en el paso que da entre los territorios que te conectan con alguien o con algo, dejas una semilla, un ser allá, y son los lugares que nuestros ancestros cuentan que cuando uno muere, se visitan en ese viaje que haces a esa transformación, a esa otra forma de vida, desde lo invisible.

Después de venir de ese lugar estaba hablando con la abuela, con mis papás, y lloré, porque era una acumulación y una carga energética bastante fuerte que cuando pasa eso, la persona que lleva estos personajes, en mi caso los enanos de la selva, están felices, pero hay una energía extraña, y usted como no comprende lo que está pasando, queda muy triste porque no puede entenderlo, entonces por eso tenía esa sensación de tristeza.

Voy a dejar un lugar en donde me reciben muy bien, donde quisiera quedarme más tiempo, pero al igual ahí solo queda mi espíritu, caminando para siempre esos territorios.”.

¿Dónde queda el Morro de la Cruz?

El Morro de la Cruz queda en el corregimiento San Vicente de Jamundí, a unos 30 minutos caminando desde su cabecera.

En la parte baja del Morro de la Cruz pasa el Río San Pablo, cuyos charcos y grandes piedras cautivaron a Alex.

Los Tikuna tienen una relación muy cercana con el agua. En los cuentos o mitos, tan importantes para ellos, se menciona que son gente pescada de la quebrada encantada Éware, por los dioses Yoí e Ipi, autodenominándose “la gente del agua”.

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Alex en la entrada a la cueva del Morro de la Cruz

Conoce la comunidad de Alex Rufino en Netflix

A principio de 2020, la Fundación Ficamazonía realizó un Taller de Narración Audiovisual, en el que participaron 32 jóvenes amazónicos elegidos por convocatoria abierta.

La historia con la que participó Alex Rufino, mostraba la manera cómo es vista la muerte por su comunidad, historia que vio plasmada en el cortometraje Árbol de vida y muerte, del cual fue director y guionista.

El cortometraje está en Netflix como complemento de la miniserie Frontera Verde, contando la bella creencia de sembrar a los muertos como semillas, que luego crecerán para brindar protección: “Todos los árboles son ancestros, en la selva ellos nos protegen y nos ven como sus hijos, nosotros somos sus semillas.”.

por RENÉ ALEJANDRO HUERTAS CAICEDO
Picolorense