Hace tiempo venía pensando en escribir de aquel amigo que hizo que mi amigo «aguapaneludos» sus ojos pusiera.

Mi segundo «amigo» no es perro, de hecho es bastante moral, imagino que bastante fiel, pero el primer amigo si es perro, canino 100%, de cuatro patas, y no es sólo uno, son muchos que aparecen siempre en alguna loma a la que Picoloro Ecoturismo visita.

Generalmente son «chandas», no les duele una muela, corren a 5.000 msnm, resisten el frío, comen poco, no hacen ruido, encuentran caminos ocultos y corren detrás del jeep que nos trae de regreso a Cali intentando robar una lágrima de los más sensibles y una admiración de los más duros. Con la anterior descripción cómo negar que definitivamente si son los mejores amigos del hombre.

Cada loma en el mundo tiene el suyo, no importa si son alrededor de Cali, en los parques más lejanos o en la zona más civilizada de Europa, llegan a toda montaña como si fueran custodios, generalmente son amigables, nos acompañan en el camino y son bastantes sencillos. En las siguientes imágenes verán algunos perros bien particulares que nos hemos encontrado en los múltiples trayectos.

Amarillito

El primer perro resiste los malos olores, este «Amarillito» sólo quería estar al lado de los olores más fuertes que un humano puede generar en pleno Alto del Buey.

Perro montañista en el Alto del Buey

Negro y La Mona

En segundo lugar tenemos a dos perros escaladores profesionales, «Negro» y «La Mona» llegaron a Pico Pance, de seguro no era la primera vez que visitaban el sitio pues bastante familiarizados estaban en la zona.

Ningún animal fue lastimado o puesto en riesgo durante la realización de este trabajo documental.

Perros escaladores en Pico Pance

Conga

El cuarto perro de la muestra se llama «Conga» y tiene sus perritos. Ellos habitan el Parque Nacional Natural Puracé, siempre están con los montañistas, visitan continuamente el cráter del volcán y aprovechan para dormir en cualquier aislante térmico que algún descuidado montañista deja en el piso.

Conga, la perrita en el PNN Puracé

Fotografía: Beto Jurado

Montaña

Lo mejor generalmente se muestra al final del escrito, este es el personaje que “aguapaneludos” los ojos de mi amigo pusiera. Primero lo llamamos “Michael” por un guante blanco que tenía en su pata delantera derecha. Luego nos percatamos, y vimos que era hembra, por lo que fue rebautizada como “Montaña”.

Al principio no la queríamos, porque llevábamos la comida medida y además nos había dañado un vaso; le tiramos piedras, a los lados, solo para asustarla y que se devolviera, y aún así, insistía en acompañarnos. Sin embargo, luego de pasar una gélida noche a la intemperie en las playas de la Laguna del Encanto, sin otro abrigo más que su pelaje, se ganó nuestra gratitud.

Atravesó el Valle del Silencio, se dio una canita al aire en los Termales de Cañón y luego hizo cumbre en el Nevado del Tolima. De regreso, Nathalia, su dueña en La Primavera, finca en la base del Nevado del Tolima, la amarró, pero de alguna forma se las arregló para escabullirse y alcanzarnos en Estrella de Agua. Bajó, corrió detrás del jeep en el que nos devolvíamos a la ciudad hasta que sus paticas le dieron, encontró otro grupo de montañistas y volvió a subir.

Montaña, una perra inolvidable

Montaña en la cumbre del Nevado del Tolima


Puedes ver más fotos de «Montaña» Aquí

La vida de la ciudad no me deja tener un perro de estos, ya he encontrado varios ejemplos de perritos bien salvajes hechos a mi medida, posiblemente entrenados por el “Rambo” de la necesidad y la exótica combinación de las razas, siempre he tenido la intensión de traerme uno, pero al final entiendo que Cali no es para ellos.

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