El sábado 11 de noviembre de 2017 a las 2.30 de la tarde, 16 caminantes de Picoloro Ecoturismo dirigido por René Huertas Caicedo, viajamos desde Cali, en una buseta contratada hacia Cajamarca (Tolima).

El objetivo de esta salida fue ir a caminar por una amplia región de la vertiente occidental, de la parte central, de la cordillera central, conocido con el nombre histórico de “Paso del Quindío” y hoy como el paso de La Línea, que corresponde a los municipios de Ibagué y Cajamarca (Tolima) área por donde pasa la carretera Panamericana que conecta a Cali con Bogotá, con una extensión de 455 kilómetros.

La buseta se desplazó rápido por la carretera Panamericana, recorriendo el valle del río Cauca hasta el crucero de La Uribe, más delante de La Paila a 125 kilómetros de Cali, en donde se desvió al oriente, para dejar el valle y empezar a subir por la cordillera central, entrando en el departamento del Quindío, hasta llegar a Calarcá a las 6 de la tarde, en donde recogimos a una caminante.

A partir de Calarcá que está a 1.573 msnm, comienza la exigente subida al Alto de la Línea. En ese sitio nos detuvieron, porque no se permitía el paso de los carros, era el típico trancón que podría ser causado por un deslizamiento de tierra o un accidente de tránsito o un carro varado.

Pasada una hora dieron paso a los carros, después de subir y superar los 3.285 msnm de La Línea llegamos a las 9 de la noche a Cajamarca (cabecera municipal), situada abajo a 1.814 msnm. Nos acomodamos en el hotel ubicado al lado de la carretera y salimos a buscar un restaurante para cenar.

DINÁMICA DE LA CARRETERA QUE ATRAVIESA CAJAMARCA

Caminamos por la carretera que atraviesa toda la ciudad. A lado y lado de la carretera existían construcciones duras, en donde funcionaban restaurantes, hoteles y locales comerciales.

Sobre la carretera circulaban sin tregua un río de automotores pesados y livianos: tractomulas, camiones, grandes buses y automóviles, que se hacían sentir con el estruendo del ruido de sus motores, con sus frenazos, con el resoplido de sus gases de escape y con la trepidación del suelo, al pisar la carretera con sus llantas.

Es visible el intenso tráfico automotor por la carretera, por la circulación en doble sentido de todo tipo de vehículos que transportan pasajeros y mercancías desde Bogotá y el oriente del país hacia el occidente: zona cafetera, Valle del Cauca, Cali y Buenaventura y viceversa. Es una vía que cumple con la función, muy importante de conectar el oriente y el occidente del país.

Después de cenar, regresamos al hotel y nos acostamos para madrugar al otro día para viajar a Toche.

SEGUNDO DÍA: VIAJE A TOCHE

El sábado después de desayunar a las 8 de la mañana, partimos hacia Toche en dos camperos.

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Los camperos se dirigieron hacia el norte, por un carreteable veredal por el que remontaron el gigantesco pliegue montañoso cordillerano. Pasada una hora llegamos a la cima y continuamos por el filo. A los lados se desplegaban paisajes extraordina ríos.

A la derecha, dirección nor-oeste, vimos una profunda depresión, el Cañón del Río Coello, encerrado entre las faldas muy inclinadas de dos montañas. En el extremo nor-oeste del cañón, se veían las diminutas las casas del pueblo de Toche y en su proximidad los ríos Toche y Tochecito uniéndose para dar origen al río Coello.

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Asombrados observamos las gigantescas montañas, matizadas de verde, que se sucedían hasta el horizonte, coronadas de nubes blancas, entre ellas en la lejanía estaba el Parque de los Nevados. Sus faldas estaban deforestadas en gran parte y distribuidas en parcelas cultivadas.

En la montaña que teníamos al frente, se entreveían va ríos picos, entre ellos el del Volcán Machín, nuestro objetivo principal.

Orígenes de Cajamarca

Más adelante paramos y nos bajamos. Al borde de la carretera había un bosque lineal y un mirador, desde el cual podíamos observar a la izquierda, dirección sur-este, otro formidable paisaje montañoso. Miramos hacia abajo otra profunda y amplia depresión y en el fondo una meseta limitada en tres de sus lados por profundos abismos, el río Bermellón transcurría por el fondo del abismo norte.

Al oriente la meseta está limitada por el profundo cañón del río Amaime, que corre desde el sur-occidente hacia el nor-oriente y va a desembocar en el río Bermellón, el cañón estaba unido por un largo puente metálico, que permitía la continuidad de la carretera Panamericana de Cajamarca hacia Ibagué.

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Sobre la meseta estaba construida la ciudad de Cajamarca, que la ocupaba en toda su extensión y es la cabecera municipal o casco urbano del municipio (de su mismo nombre) que nació en el año 1886, por obra de colonizadores antioqueños que desarrollaron la agricultura y la arriería.

En 1913 el Obispo de Ibagué Ismael Perdomo fundó la nueva población con el nombre de San Miguel de Perdomo. En 1916 la Asamblea departamental dispuso que esta población se trasladara al lugar donde está actualmente con el nombre de Cajamarca, palabra que en lengua quechua significa «tierra fría” y se le conoce también con el nombre de la “despensa agrícola de Colombia” (el municipio).

Minera Anglo Gold Ashanti

En un área de reserva natural del municipio, la multinacional minera Anglo Gold Ashanti ha desarrollado labores de exploración de un gran yacimiento de oro, con fines de explotación, en un proyecto conocido como Mina de la Colosa. Este proyecto fue percibido por la mayoría de la población como una amenaza, que atentaría contra la base de la actividad económica: la agricultura y por esta razón lo rechazó.

El 26 de marzo del 2017 se realizó la Consulta Popular Constitucional en la que los habitantes decidirían si estaban o no de acuerdo con este proyecto minero. El resultado de la consulta fue: el 1.21% por el SÍ y el 97.92% por el NO. A los pocos días después de la consulta fue asesinado su promotor.

Cascada Chorro Blanco

Continuamos el recorrido y más adelante hicimos otra parada para deleitar nuestros sentidos con otra maravilla natural: la Cascada Chorro Blanco, una caída de agua en la que se precipita la quebrada, por una pared rocosa de más de 10 metros de alto, convirtiéndose en un espumoso chorro blanco.

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Con el fondo de la cascada se hizo la foto del grupo, en la que se ven contentos: René, Luís Álvarez, María Ximena, Edelmira, Pablo, Nancy Consuelo, Michel, Maritza, Carmen Eliza, Libia Lizeth, Diana López, Andrés López, Oscar Mejía, David López Mejía y una caminante de Armenia.

TOCHE Y EL PASO DEL QUINDÍO

Llegamos aproximadamente a las 10 de la mañana al pueblito de Toche, cabecera del corregimiento de su mismo nombre perteneciente al municipio de Ibagué.

Los carros entraron al pueblo por una calle recién pavimentada y nos dejó al pie del hotel, en donde pernoctamos. La parte urbana de Toche es un pequeño poblado limpio y ordenado de unos 300 habitantes. Está adornado por sus humildes pero pintorescas casitas, con sus fachadas pintadas con colores vivos, como el rojo, el verde y el morado y decoradas con vistosos zócalos.

Las paredes de las casas están construidas con bahareque (paredes de embutido, tapia pisada y entamborado en madera) y sus techos son de zinc a dos aguas. Se destaca la casa del granero La Espiga, con sus dos plantas y balcón en la segunda con barandas de madera.

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El lindo caserío de Toche obedece al estilo arquitectónico de la tardía colonización antioqueña, ocurrida entre finales del siglo XIX y principios del XX, que se extendió por las montañas de Tolima, el viejo caldas hasta el norte del Valle. Los colonos antioqueños se dedicaron a descuajar la selva, explotar el bosque, sembrar café, a la ganadería y a la extracción del oro. La explotación agropecuaria se fundó en la gran propiedad y en la aparcería.

Entre 1936 y 1940 llegó una segunda ola colonizadora, la de los cundiboyacenses, que llegaron motivados por los trabajos de ampliación y mantenimiento de la carretera Panamericana entre Ibagué y Armenia. Los cundiboyacenses desplazaron y reemplazaron a los colonos paisas y cultivaron legumbres, tubérculos, hortalizas y frutas en pequeñas parcelas o minifundios, fundando una economía campesina.

Pero la arquitectura de la colonización antioqueña se conservó y es un ejemplo de sostenibilidad heredada de los indígenas y transformada por los conquistadores y colonizadores españoles, fundamentada en la utilización de elementos presentes en el medio natural circundante.

Paso del Quindío, Camino del Quindío o Camino Nacional

Toche es un lugar ubicado sobre el legendario Paso del Quindío o Camino del Quindío, también fue llamado Camino Nacional, aquella ruta de arrieros y cargueros que comunicaba el centro con el suroccidente del país.

El Paso del Quindío es un accidente geográfico que atraviesa la cordillera Central, desde la vertiente oriental hasta el valle del río Cauca, que tiene su entrada por el cañón del Combeima y termina en la hoya hidrográfica del Quindío, cuenca del río Otún.

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Es el trayecto entre Cartago la Antigua (río Otún) en 1540, trasladado a Cartago la Nueva (río La Vieja) en 1691 hasta Ibagué (1550). Ruta que en parte unía a Santa Fe (1538) con Popayán (1536) y Quito (1538).

Este paso era una vía estrecha de piedras y raíces, con desfiladeros y lluvias torrenciales, sin albergues, frío, con neblina casi permanente y animales feroces; no existía población humana, solo selva. Antes se utilizaban los Pasos de Herveo y de Guanacas.

Los Pijaos y otros indígenas obstaculizaron la circulación por el Páramo del Quindío (como se le llamaba en esa época al Paso del Quindío). Cuando se apaciguaron los indígenas, se normalizó y se hizo obligatorio el paso entre Santa Fe y Popayán y se le llamo Camino Real.

Durante la Colonia hubo mucho interés de la Corona española de mejorar el Paso, su representante el virrey Messia de La Zerda, el 8 de marzo de 1765 expidió la instrucción que “convocó a pobladores de Cali, Cartago y Anserma, para que concurrieran a la apertura del Quindío (el 1° de noviembre 1766) con estímulos para los que concurrieran: amnistía de tributos extendida a sus herederos, les daba tierras y una vaca y un toro”. Pero las malas condiciones del terreno disuadieron a los pobladores de emprender la construcción.

En 1801 el sabio alemán Alexander Von Humboldt llegó a Santa Fe y salió rumbo a Popayán y encontró en el paso de las montañas del Quindío un obstáculo muy difícil, casi infranqueable y en su crónica del viaje escribió “son caminos pantanosos, deleznables, imposibles para las mulas, solo transitables por los cargadores humanos, que trasportan a los viajeros en sus espaldas”

Los cargadores humanos, “fue una forma de trasporte precaria e inhumana, un hombre que carga a otro en un soporte improvisado y primario que lleva en su espalda, fue una forma usual de trasporte en las montañas de Colombia en el siglo XIX”.

El 25 de enero de 1830 el libertador Simón Bolívar, quien había trasegado el Paso y pernoctado en Boquía, ordenó la apertura del camino de herradura en el Paso de los Andes desde Cartago a Ibagué. En 1835 Bolívar expidió la ley 26 de reforma de caminos, en la que otorgaba 25.000 hectáreas a los contratistas que se comprometieran en los trabajos.

En la era republicana durante el gobierno de Pedro Alcántara Herrán, en 1842 se creó la colonia penal de Boquía y se fundó Salento y ordenó que los presos que hubieran cumplido la mitad de sus penas, fueran destinados a trabajo forzado para mejorar y conservar el Camino del Quindío o Camino Nacional.

La creación de Boquía y fundación de Salento fueron un avance del proceso colonizador de las montañas de la cordillera central, que fue un movimiento poblacional unas veces dirigido con el apoyo del gobierno y otras espontáneo.

Después de todas las vicisitudes y de superar las grandes dificultadas con tenacidad y grandes sacrificios del pueblo junto con los gobiernos, se logró construir un buen camino de herradura por el que podían transitar los arrieros con sus recuas de mulas y caballos transportando mercancías y personas que desplazaron a los cargueros humanos y ahora existe un buen carreteable apto para camperos que comunica a Cajamarca, Toche y Salento.

En el siglo XX se construyó la carretera para automotores desde Ibagué a Calarcá, por la depresión de Calarcá, inicialmente el proyecto contemplaba también la construcción de un ferrocarril que se alcanzó a iniciar en Boquía pero fue descartado, esta carretera logró la articulación final entre el oriente y el occidente del país.

El mismo día que llegamos a Toche, fuimos a visitar el Volcán Machín.

REFERENCIAS

Alcaldía Municipal de Ibagué. Plan de Desarrollo Socioeconómico y Territorial 2016-2018.

Jorge Hernando Delgado Cáceres. El Paso del Quindío es un accidente geográfico. Disponible en La Crónica del Quindío.

Jaime Lopera Gutiérrez. La colonización del Quindío: El Camino del Quindío. Disponible en www.calarca.net.

Alejandro Gaviria. El Paso del Quindío. Disponible en El Espectador.

por OMAR SALINAS HERNÁNDEZ
Picolorense