Primera Jornada – Jueves 5 de Abril

Valle de Cocora – Estrella de Agua

Para Semana Santa, Picoloro programó la salida al Parque Nacional Natural de los Nevados, área sur: Desde el Valle de Cócora hasta la Laguna del Encanto. El Domingo 1 de Abril el Director del Servicio Geológico Nacional declaró la alerta naranja en las áreas de influencia del Volcán Nevado del Ruíz, porque la Directora del observatorio vulcanológico y sismológico de Manizales, anunció:

“Un incremento en la actividad volcánica asociada al fracturamiento de roca localizada al oeste del cráter activo, la cual ocurrió antes de las erupciones de Noviembre de 1985 y de septiembre de 1989”.

El gobierno nacional al conocer esta información, decretó el cierre del Parque en todas sus entradas y ordenó a los alcaldes de las poblaciones en riesgo que iniciaran acciones de prevención para atender una emergencia por la posible erupción del volcán.

Debido a la orden dada por el gobierno, del cierre del Parque, la salida quedó en duda, pero René la despejó, con un mensaje que la confirmaba:

«Podemos ir, ya que en el sector que recorreremos no hay riesgo, el Ruíz está como a dos días y medio de camino».

Dando inicio a la excursión en el Parque Natural los Nevados

A las 4 y 30 A.M., del jueves 5 de abril, partimos en un busetón, desde el Norte de Cali, 25 caminantes y 3 guías: Nuestra guía mayor Ruby, René y Diego.

Hacia las 8 y 30 de la mañana llegamos a Salento (Quindío), en ese momento cae una fina llovizna y las nubes dominan su atmósfera, en los andenes de las casas que enmarcan la plaza están instalados numerosos ventorrillos, con productos típicos de la región, que los salenteños aspiran vender a los turistas que llegarían aprovechando la temporada vacacional de la Semana Santa.

Nos reunimos con Pacho, nuestro animoso guía mayor, que trae a sus espaldas su enorme mochila y una amplia y afable sonrisa.

Destino: Valle del Cocora

Desayunamos y después de desayunar continuamos hacia el Valle de Cocora, y a los 2 Kms de recorrido en el retén forestal La Playa, nos detuvieron y nos saludaron los funcionarios de la Corporación Regional de Quindío (CRQ), enseguida nos informaron que íbamos a ingresar al Valle de Cócora, que hace parte de la Reserva Natural Zona Alta Rio Quindío.

Charla sobre el Parque Natural los Nevados

La Reserva es una de las entradas al Parque Nacional Natural de los Nevados (Área Paramillo del Quindío y Nevado del Tolima) va desde los 2.400 hasta los 3.800 metros sobre el nivel del mar y comprende sucesivamente el Valle de Cócora, el bosque de niebla, Estrella de Agua y el páramo de Romerales; las Cuencas del rio Quindío y la quebrada Cárdenas son parte de la Reserva y son las fuentes de agua más importantes que surten a la ciudad de Armenia y poblaciones vecinas; la Reserva también es un importante centro de educación ambiental.

Hacia medio día, cesó la brisa húmeda, las nubes se disiparon y el ambiente se puso tibio, aprovechamos este cambio en el clima para salir a buscar comida.

Productos derivados de la coca en el Valle del Cocora

Nos acercamos a una improvisada tienda en la que vendían productos derivados de la coca: hojas de coca en bolsitas, galletas, gaseosa -la Coca-sec (que son fabricados por la comunidad Naza del Cauca) y una bebida dulce y caliente de coca y escopolamina, que vendían a $ 1.000 el vaso; Laura, la vendedora nos explicó:

«Esta bebida no es una droga adictiva, sino un alimento muy reconfortante. La coca y la cocaína no son lo mismo: la coca es una planta poderosa, es un alimento que tiene importantes nutrientes y también tiene usos medicinales y la cocaína, que si es adictiva, es un producto derivado de la hoja de coca y para producirla es necesario someterla a un complicado y costoso proceso industrial.»

Hacia las 2.30 el clima se tornó húmedo y frío. Pacho nos reunió en el bus y nos contó: Hablamos con los funcionarios de Parques:

«Les contamos que somos un grupo organizado de caminantes, que quiere subir al Parque, y necesitamos el permiso para hacerlo», los funcionarios respondieron: «Por nosotros no hay ningún inconveniente que suban.»

Como a las 5 pasadas, momento en que se inició un fuerte aguacero, Ruby nos indicó: «Suban, como 200 metros, con todas sus mochilas hasta donde están las bestias que nos van a llevar las mochilas pesadas.»

Iniciando la jornada hacia Estrella de Agua

A las 6 iniciamos el ascenso a Estrella de Agua, que está a unos 6 kilómetros longitudinales y a unos 800 metros verticales. La lluvia estaba en su plenitud. Descendimos por una prolongada cuesta hasta el rio Quindío, pasamos el río por un puente y nos encontramos con los turistas que montados en caballos bajaban empapados, por un camino muy embarrado, que eludimos saltando una alambrada de púas, pasándonos a un sendero cubierto con un mullido prado, sobre el que se elevan las zanconas palmas de cera.

Caminata nocturna

Al inicio de la noche, entramos al bosque de niebla. El sendero se hizo más difícil, cada vez más empinado, con muchas rocas y barro, cruzamos el río 5 veces por puentes de tablas temblorosas. La lluvia ya había cesado y la luna alumbró la noche; el grupo de caminantes marchó en fila, iluminando el sendero y el bosque con sus linternas adheridas a la cabeza.

«¡Abran paso a la recua que transporta las mochilas!» – gritó el señor que la conducía y en un recodo del sendero aparecieron los fuertes y nobles animales: mulas y caballos que guiados por sus memorias, avanzaban rápidamente. Los sonidos rítmicos en alta frecuencia, que surgían del bosque amenizaron el recorrido: ta-ta-ta-ti-ta en tono alto, que inmediatamente era respondido por otro ta-ta-ta-ti-ta en tono bajo, son expresiones de los seres vivos que habitaban el bosque, ¿tal vez grillos, ranas o lagartos?

Llegada a Estrella de Agua

Mientras la montaña ganaba en altura, el valle perdía en amplitud y se extinguía hasta convertirse en un estrecho y bajo cañón, desapareció a los 3.200 msnm y se redujo a una despejada planicie rodeada de bosque; llegamos a Estrella de Agua, a las 11 de la noche, después de caminar tres prolongados ascensos y descensos, escuchar los fuertes latidos de un perro y ver las construcciones iluminadas por la luna de la sólida cabaña de la CRQ y detrás de ella la vieja y desvencijada cabaña de los campesinos, en la que entramos y descargamos nuestras mochilas.

Los campesinos nos recibieron con un vaso de agua de panela caliente y luego nos sirvieron la cena: caldo de frijoles, arroz con tajadas y una presa de pollo. Después de cenar, a la una de la madrugada, armamos las carpas y nos acostamos.

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por OMAR SALINAS HERNÁNDEZ
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