¿Qué sintieron los caminantes cuando fueron picados por las abejas?

¡Horror¡ Fue la palabra escogida por los caminantes más afectados, para expresar lo que sintieron cuando fueron atacados por las abejas. Se lanzaron cientos de abejas con toda la furia y fuerza que poseían, guiadas y excitadas por los estruendos que hacían las palpitaciones de los corazones y los torrentes sanguíneos circulando por las venas y arterias, que salían por los oídos de los caminantes y que sólo la abejas podían escuchar y se estrellaron contra sus caras, cabezas, cuellos o partes del cuerpo que estuvieran descubiertas; clavándoles cada una su aguijón e inyectándole su veneno, pero era la primera y última vez que cada abeja lo hacía, porque moría al dejar su aguijón con parte de su sistema digestivo, no les importaba morir para defender a su reina madre y a su familia.

Origen de las abejas africanizadas

Estas salvajes y frenéticas abejas africanizadas, indómitas y grandes productoras de miel tienen su historia terrorífica para los humanos: En los años ochenta un científico brasileño trajo de África una muestra de abejas para aparearla con la pacífica abeja americana de origen europeo, pero menos productora que la africana, para producir una abeja híbrida que tuviera las dos características, pero sucedió la desgracia: un empleado descuidado dejó escapar abejas africanas, éstas sin control se reprodujeron velozmente en los campos y ciudades, avanzaron hacia el norte atacando y matando animales y hombres.

Los despachos de noticias de agencias principalmente norteamericanas presentaban una nueva amenaza contra la humanidad: el ataque de las abejas africanas y mostraban los preparativos de la guerra para contrarrestar éste ataque y defender a la humanidad: arsenales de venenos, aviones y toda clase de máquinas para aplicarlos. Semanalmente mostraban en la televisión, los mapas del continente americano cruzado por una ondulante línea móvil que indicaba el desplazamiento continúo de las abejas hacia el norte, imágenes que aterrorizaron a todos. En América se desató la paranoia, se generalizaron las fumigaciones contra todo insecto volador que se pareciera a una abeja.

¿Cómo sucedió la dramática agresión de las abejas, que dejó en estado crítico a los caminantes?

Después del primer embate de las abejas, en el que picaron a Viviana, Jaime y Edgar, ellos y los que venían atrás: Gustavo, Marino, Elizabeth, Laura y Diva, retrocedieron hasta ubicarse a buena distancia de las abejas e intentaron inútilmente salirse de la cañada, entonces planearon la manera de pasar por donde estaban las abejas sin ser picados: cortaron botellas de plástico y las llenaron de hojas secas con la intención de convertirlas en antorchas y pasar en silencio en grupos de a dos.

Decidieron bajar, al acercarse al panal y escuchar los zumbidos se olvidaron de las improvisadas antorchas y se agolparon, las abejas los agredieron y el pánico les crispó los nervios, se precipitaron por los barrancos gritando y manoteando, cada uno recibió por lo menos cien picadas.

Caminante más afectada

A Diva la más afectada le extrajeron unos trescientos aguijones cuando fue atendida. Afortunadamente Diva, la matrona del Club, no obstante su edad, es una mujer saludable, fuerte y valiente que ha caminado por numerosos y difíciles senderos, ésta condición la dispuso para padecer y superar con estoicismo éste difícil momento, así como a los demás compañeros de infortunio, sin fracturarse ningún hueso al ser golpeada fuertemente al caer por los barrancos, ni cuando Edgar al auxiliarla le cayó encima con sus cien kilos de peso.

Cuando ocurría el ataque Edgar R. subió y al ver a Diva con su cabeza totalmente cubierta de abejas la tumbó en el suelo y la cubrió de hojas y la cargó en su espalda para alejarla de las abejas, en ese momento Edgar sufrió nuevas picaduras. En la primera estampida Marino fue picado ferozmente cuando auxilió a Diva, Viviana cayó encima de la espalda de Elizabeth y Laura se cayó de cabeza estrellándose contra una roca. Cuando ya superaron el ataque y comenzaron a manifestarse en sus cuerpos los estragos del veneno introducido por las abejas, Edgar envió a su hermano Gustavo para que ayudara al primer grupo con la instrucción de no contar lo que había pasado, ni dejar subir a nadie.

En la Clínica Maranata de Palmira les aplicaron suero con hidrocortizona y diclofenaco, al poco tiempo de éste tratamiento, respondieron favorablemente y les dieron de alta, quedando convalecientes. A las once de la noche llegó José Luis con la buseta conducida por Manolo, quien los transportó hasta Cali y dejó a cada uno en su casa.

POSDATA

Una semana después, E- mail de Viviana:
¡!! Hola a TODOS ¡!!
Espero que mis compañeritos de aventura estén bien. Gracias a Dios, pero el susto fue HORRIBLE, a la próxima salida no voy pero es por un compromiso previo, no crean que voy a dejar de ir… yo sigo queriendo a la naturaleza (con todos sus bichos…) y disfrutando del ejercicio al aire libre y de las buenas compañías… un abrazo, Viviana.

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