El domingo madrugamos, el sol nos saludó con sus rayos luminosos que proyectaba por encima del techo del hotel. Tomamos un sabroso desayuno en una tienda cercana, chocolate con arepa y huevos en cacerola.

Al lado de la tienda se alzaba una casa sencilla pero elegante, con techo de zinc, paredes limpias, con las dos terceras partes para arriba pintada de blanco y la tercera parte de abajo pintada de verde, en su frente tenía dos puertas de tablas verdes enmarcadas con listones naranjas, una puerta abierta dejaba ver su interior ocupado por un billar y un salón grande que sería utilizado para eventos sociales.

En un extremo de la pared estaba pintada la señalización vial, en la parte superior una gruesa flecha azul dirigida hacia el norte y en su interior tenía escrito con letras negras VIA ALTO DE TOCHE y debajo de la flecha SALENTO. Debajo del texto anterior estaba pintada con letras blancas sobre fondo azul VIA A CAJAMARCA y abajo una flecha roja con su punta hacia el sur estaba escrito TERMALES NATURALES DE TOCHE 2K.

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Iniciamos la caminata guiados por un campesino de la región, en dirección norte por el carreteable que conducía al Alto Toche. Nos fuimos bordeando el río Toche. Al cabo de un rato de caminata paramos en un bosque, en el que se destacaba un árbol muy grande con abundantes melenas que descolgaban de sus altas ramas y sostenido por sus fuertes y gruesas raíces levantadas y separadas dejaban un espacio abierto en el que cabía una persona, que aprovecharon los caminantes para tomarse fotos, el guía nos dijo que ese era el Árbol de los Deseos.

Continuamos hasta llegar a una quebrada que atravesaba la carretera y salía de una abertura rocosa, paramos y el guía nos dijo ese era el Túnel de la Vida y nos animó a entrar en él. Entramos en el túnel, un estrecho pasadizo entre dos gigantescas rocas dislocadas que dejaban abajo un espacio por el que trascurría la quebrada sobre un lecho rocoso y arenoso y bien arriba las rocas se chocaban cerrando el túnel. Avanzamos por el pasaje que se iba empinando y estrechando hasta finalizar en un oscuro muro rocoso y por él descendía la quebrada formando una cascada y un charco en el fondo.

Reiniciamos la caminata hasta un lugar en donde vadeamos el río, seguimos caminando por un terreno ondulado cubierto de pastos altos y muy verdes, hasta que llegamos a una casa campesina en la que no encontramos a ninguna persona. Allí nos detuvimos y reposamos un rato.

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Nos reincorporamos y seguimos caminando hasta que llegamos a la Quebrada El Silencio, de aguas cristalinas que descendían tumultuosas sobre el lecho ocupado por grandes rocas. En un sector más amplio de la quebrada que saltaba entre grandes rocas. Nos detuvimos para que algunos caminantes se divirtieran en sus aguas.

Después del baño en el río, seguimos caminando y subimos hasta la carretera en donde estaban los dos camperos esperándonos, que nos llevarían hasta Alto Toche y Salento. Los camperos subieron la montaña por el carreteable, trazado en medio del bosque húmedo.

Palmas de Cera en Alto Toche

Cuando llegamos al Alto Toche a 2.500 msnm, se presentó ante nuestra vista el espectáculo maravilloso de una numerosa y apretada población de palmas de cera que se levantaban sobre las laderas y vaguadas de la cordillera, llenando el paisaje hasta el horizonte.

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La palma de cera (Ceroxilon quindiuense) es nativa de las montañas húmedas andinas. La población más grande y conservada se encuentra en Alto Toche. Llegan a crecer hasta 70 metros, su tronco es cilíndrico, liso, cubierto de cera, formado por anillos que se han ido superponiendo al crecer.

En la punta del tronco crecen, en forma de penacho, sus hojas verdes oscuras y grisáceas y sus peciolos llegan a medir más de 2 metros de extensión. Fructifica a los 60 años, y sus frutos son el único alimento del loro orejiamarillo. Puede vivir más de 100 años. Crece en grupos en las estribaciones occidentales de la cordillera central.

Entre las palmas crece un inmenso cultivo de arracacha, me pareció que palmas y arracachas vivían en una relación amistosa, aparentemente sin detrimento para las palmas, ya que es una especie protegida (ojala sea armónica la relación, que es lo deseable). La arracacha es un tubérculo muy nutritivo. Cajamarca es el primer productor nacional de arracacha y Colombia el primer productor mundial.

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La palma de cera fue declarada árbol nacional por la Comisión Preparatoria del III Congreso Sudamericano de Botánica reunido en Bogotá en el año 1952. Oficialmente se adoptó como árbol nacional por la ley 61 de 1985.

Actualmente la palma de cera está en riesgo de extinción debido a la deforestación para crear potreros, al ganado que se come las semillas y retoños y por la práctica religiosa del domingo de ramos (afortunadamente ya desaparecida).

Nos bajamos de los carros y subimos por la empinada ladera, caminamos en medio de las palmas y sentimos inmenso placer al tocarlas, abrasarlas y seguir con nuestras miradas, de abajo hacia arriba, en toda su extensión sus esbeltos troncos cilíndricos hasta culminar en los penachos de hojas que jugaban con las nubes y le hacían cosquillas al cielo, al mecerse al ritmo del viento.

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Dimos por terminada esta placentera experiencia, descendimos hacia la carretera y nos subimos a los carros, que partieron y nos subieron más alto hasta pasar los 3.000 msnm, la parte más encumbrada de la cordillera cobijada por un espeso cinturón de nubes permeado por la luz solar, originando un delicioso clima frío- húmedo.

A partir de este sitio se inició el descenso que finalizó en Salento, en donde almorzamos y tuvo fin este extraordinario y agradable viaje, paseo y caminata.

por OMAR SALINAS HERNÁNDEZ
Picolorense