Hacia el mediodía, después de unas 3 horas de camino desde Balcones, llegamos 19 caminantes y 4 guías: Francisco Bravo, Ruby, Martha y René a Pico Pance, el punto más alto de los Farallones de Cali a 4.100 msnm, accidente orográfico más destacado de la Cordillera Occidental, considerada como la más baja (2.000 m de altura promedio) de las 3 cordilleras del sistema montañoso andino que se extiende de sur a norte sobre el territorio colombiano.

Buen ambiente en Pico Pance

La euforia del grupo era visible, todos estábamos jubilosos por haber llegado al tan anhelado y soñado Pico, después de realizar una jornada larga y difícil desde Pueblo Pance hasta Balcones y desde allí hasta el Pico, que requirió un gran esfuerzo físico y mental, esfuerzo que realizamos con empeño y satisfacción.

El espléndido día fue el marco ideal para nuestra sana alegría: luminoso y limpio, la luz solar resaltaba los colores de las rocas, de la vegetación, del agua, de las ropas y de las sonrisas de los caminantes y de las nubes que desde abajo crecían como un gran hongo, pero que se desplazaban para dejarnos ver en la profundidad del valle a la ciudad de Cali.

Respiramos el aire fresco cargado de oxígeno, aire puro que nos renovaba y fortalecía, que provenía de los bosques que cubren las laderas de las montañas, que al sentir los cálidos rayos solares, liberaban el oxígeno y la humedad guardadas.

¿Qué se observa desde Pico Pance?

Desde la altura observamos: abajo hacia el occidente una pradera salpicada de lagunillas y rodeada de bosques, es el «Valle de los Osos», que hace referencia al oso de anteojos, hermoso animal habitante de estos lugares que tiene su existencia amenazada por la presión de los hombres insensatos, y luego se elevan los pliegues bajos y verdes de una cordillera paralela a los farallones, es la serranía de Cajambre y más allá se debe extender hasta el Océano Pacifico la llanura aluvial del pacifico cubierta de selva húmeda, llanura y mar que no pudimos ver porque estaban cubiertas por un espeso manto de nubes. Y en la vertiente oriental en el abismo profundo vimos desplegadas las cuencas de los ríos Meléndez y Lili a la izquierda y del rio Pance a la derecha.

El cerco de piedra, símbolo de quien ha estado ahí

En el centro del estrecho espacio del pico se eleva a un metro y medio aproximadamente, un cerco construido con angulosas y duras rocas negras pintadas, sobrepuestas cuidadosamente en forma circular por las ágiles manos de ignotos caminantes; los caminantes fueron ingresando al interior del cerco: solos, en parejas o en grupo para posarle a la cámara fotográfica que les registraría este feliz pero fugaz momento en imágenes permanentes.

Buenos momentos en la Montaña

Celebramos el cumpleaños de Doris Ximena, brindando con el vino de la botella que donó Aníbal y que transportó Pacho Villa. «Tony», como lo llamó Pacho Villa, el noble y hermoso perro negro, que nos acompañó desde Paz y Amor, con la faz y el pecho blancos, un ojo oscuro y el otro blanco, aspecto que delataba a su ancestro, el lobo siberiano, se paseaba complacido y cariñoso.

Los paisas Nico y Ana Isabel, una pareja de fuertes montañistas, descansaban recostados en un recodo del pico y Nico interpretaba una melodía con su flauta. Pacho Villa dormitaba abrazado a «Tony». René y Lina disfrutaban de sus almuerzos que estaban envueltos en hojas de plátano, ¿son tamales? pregunté, René, aclaró no son tamales, son almuerzos que traen: arroz, carne y papa.

Yo almorcé con «sampa», que compartí con Ruby y René, un pequeño trozo pasado con agua fue suficiente para reemplazar mi almuerzo; la «sampa» me la consiguió María Inés la hermana de Pacho Villa, quien me explicó, que es un alimento no perecedero, muy energético y nutritivo, que proviene del Tíbet; no está permitido venderlo, debe prepararse en comunidad; sus ingredientes son: frijoles rojos, garbanzos, lentejas, maíz seco, maní, miel, plátano verde, soya en granos, y trigo seco; su preparación exige un arduo proceso de: selección, secado, tostado, molida, compactado y empacado de los granos; luego se distribuye la sampa producida por partes iguales entre los participantes.

La contemplación continúa

Posamos nuestros pies y cuerpos sobre el suelo del pico y desde él disfrutamos embriagados por la altura y la maravillosa visión del paisaje de los Farallones de Cali con sus duras rocas cristalizadas y dislocadas que asumiendo la forma de una soberbia cresta de gallo, proseguían longitudinalmente hacia el norte hasta Peñas Blancas y hacia el sur hasta Pico de Loro, y que hacia el oriente se precipitan en una caída casi vertical de 3.000 metros hasta encontrarse con la planicie del valle del Rio Cauca, en donde se extiende y crece la ciudad de Cali siguiendo las márgenes que le asignan la cordillera y el río.

Hacia las 2 de la tarde iniciamos el regreso a Balcones, el descenso de los 500 metros de altitud que lo separan del pico, dejamos Pico Pance, llevándonos su encantador recuerdo que algún día nos hará volver.

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por OMAR SALINAS HERNÁNDEZ
Picolorense