Ya acomodados en el hotel, una casona cómoda con jardín, comimos algo, alistamos nuestras mochilas y nos fuimos para el volcán Machín.
Salimos del pueblo y seguimos hacia el sur, por un camino amplio bordeado por la vegetación verde de pastizales y bosques.
Rutas de Evacuación
A los lados del sendero encontramos varias vallas con instrucciones precisas para la evacuación de la población en el caso de una posible erupción del volcán. En una de las vallas de la Cruz Roja colombiana y española, se leía:
Ruta de evacuación de las veredas Coello, San Juan y Quebradas, realice la salida cuando el grado de alerta sea II naranja (erupción probable), vía de evacuación principal: Coello – San Juan – Salento. Muestra un mapa detallado del área y de las rutas de evacuación y termina con la frase: ¡Porque todos somos vigías!
En otra valla de madera con el título MACHÍN 1, propiedad de Cortolima, bosque: húmedo montano bajo, extensión 459 has., altura 2.000 – 3000 msnm, uso: predio de reserva forestal protectora. ¡Bienvenidos!
La última valla de Cortolima y la alcaldía de Ibagué: La ruta de evacuación de la vía “Toche-Alto-Toche y Altizal-Santa Rita”. Vía de evacuación: La Arboleda-Alto Toche-Salento. Tenía pintado un mapa del área más claro con los iconos de los grados de alerta.
Los anuncios de estas vallas, se debían a la aplicación de un plan de contingencia, realizado por las autoridades gubernamentales, concertado con las comunidades que podrían ser afectadas por una posible erupción del volcán, y nos indicaban que estábamos cerca de su cráter.
¿Este es el Volcán Machín?
A las dos horas de caminata, estábamos próximos al cráter de volcán, pero por el aspecto del paisaje no parecía que estuviéramos frente a un volcán, no veíamos el cono con su faldas inclinadas rocosas y arenosas, que estábamos acostumbrados a ver y escalar, en otros volcanes que hemos visitado como el Puracé.
La figura del volcán se confundía con la topografía circundante, porque su cráter es muy grande, mide 2,4 kilómetros de diámetro y está ocupado con varios domos. Tiene una altura de 2.750 msnm (el volcán de menor altura en Colombia). Estas características lo hacían invisible ante nuestras miradas.
Entramos al cráter sin ninguna dificultad, caminamos por un sendero que atravesaba un terreno ondulado verde limón, envuelto en una atmósfera nublada y húmeda; el amplio cráter estaba definido por elevaciones del terreno, que lo rodeaban y sobre ellas se erguían las elegantes palmeras. En su centro se levantaba el domo, que tenía forma de cerro de unos 300 metros de alto, cubierto por un bosque, lo antecedía un amplio humedal, y sobre él caminaban varias aves.
Habitantes del Volcán Machín
El largo sendero nos llevó hasta una casa campesina, construida dentro del cráter, sobre un terreno elevado, de color verde limón, con dos árboles a los lados. Nos recibieron 2 niños montados en sus bicicletas, niños muy despiertos que nos miraron con curiosidad.
Era una casa sencilla de un solo cuerpo con techo de zinc y paredes de tablas de madera, con piso de tablas levantadas, corredores a los lados definidos por barandas y postes de madera pintados de rojo que sostenían el techo. En uno de los corredores se veían colgados los arreos de las cabalgaduras. A un costado estaba una construcción hecha con tablas que parecía la cocina.
Nos recibieron con amabilidad 3 campesinos, 2 adultos y uno anciano, calzados con botas pantaneras, vestidos con jeanes y camisas blancas y sus cabezas cubiertas con sombreros elegantes.
Dos campesinos se apartaron para conversar sujetando las riendas de sus caballos. Los niños daban vueltas con sus bicicletas por la verde pradera.
Fumarolas del Volcán Machín
Después de un breve descanso, decidimos subir al domo, los dos niños se ofrecieron para guiarnos. Descendimos por la pradera verde y luego subimos por el domo, en medio del bosque que lo cubría. La cima del domo era una superficie combada, sin árboles, cubierta de pasto apretado.
En la cima sentimos calor, a pesar del clima frío dominante y vimos que de las numerosas grietas del terreno brotaban columnas de vapor caliente, eran las fumarolas que nos informaban que estábamos parados sobre un volcán activo, que en sus profundidades el magma supercaliente se agitaba y evaporaba el agua subterránea.
El domo sobre el que estuvimos parados se formó en la última erupción registrada por los geólogos en el año 800 AP (1150 DC), por la lava viscosa que al salir a la superficie se solidificó y taponó el cráter.
La primera referencia de la existencia del volcán Machín se debe al geólogo alemán Friedlander en 1927.
Peligrosidad del Volcán Machín
Actualmente este volcán está catalogado por los geólogos, como uno de los más peligrosos de Colombia; identificado como un “pico parado volcánico tipo anillo piroclástico”; con un índice volcánico de explosividad 5 (en una escala de 0 a 8) pliniana- paroxística (fase culminante de un plegamiento o movimiento geológico).
Los cálculos proyectados por los geólogos indican que está cerca una erupción del Machín (podría suceder en cualquier momento). Las manifestaciones de su actividad volcánica son: la presencia de fumarolas, microsismicidad permanente (registrada con mayor intensidad a partir del año 2000), aguas termales dentro y cerca del cráter, geoformas del edificio volcánico bien conservados, mayor presencia del gas radón en el sector y deformaciones en uno de los domos que obstruyen el cráter.
Los geólogos estiman que, si llega a ocurrir una erupción del Machín, podría arrojar material volcánico que alcanzaría entre 20 y 40 kilómetros de altura; también podría bajar material caliente por sus laderas y ocasionaría una avalancha en el río Coello.
La erupción sería un evento catastrófico de inmensas dimensiones que podría afectar la población de más de un millón de personas que habitan los departamentos del Tolima, Quindío, Risaralda, norte del Valle del Cauca y parte de Cundinamarca.
También se considera que los efectos de la erupción del volcán Machín, podrían ser los incendios forestales, el arrasamiento de la vegetación, de los cultivos, de la infraestructura vial y de los servicios públicos.
El impacto de la erupción del volcán sobre el Paso de La Línea, la carretera Panamericana y el túnel que se inició su construcción en el 2005 y se inauguró uno en un solo sentido de occidente-oriente (en el momento que escribo este relato, septiembre del 2020), que une el centro con el occidente del país y mueve más del 50% de la carga del país, seria devastador para la economía del país, muy difícil de recuperar.
Satisfechos con la subida al domo volcánico, pasado el mediodía, con hambre descendimos y emprendimos la caminata hacia el restaurante donde iríamos a comer y a una piscina termal para tomar un reconfortante baño caliente.
Al día siguiente nos esperaría un lindo recorrido por las palmas de cera.
por OMAR SALINAS HERNÁNDEZ
Picolorense
