Después de mi intento fallido de subir a Pico Pance en Agosto del 2007, tuve que esperar 5 años para escalar los Farallones de Cali hasta coronar Pico Pance, este logro fue posible gracias a Picoloro Ecoturismo, que me facilitó la realización de este anhelo cuando programó y realizó la salida a Pico Pance en Agosto del 2012.

LA PREPARACIÓN

Picoloro fijó la salida a Pico Pance para el 18, 19 y 20 de Agosto del 2012, junto con otras salidas fuertes para adecuar nuestra condición física y psicológica para emprender esta dura aventura. Las salidas más importantes y exigentes fueron:

Parque de los Nevados 5 al 8 de Abril, Páramo de las Domínguez 21 y 22 de Julio, Alto del Buey 5 de Agosto (subiendo y bajando en un solo día, en 10 horas).

Entreno al Alto del Buey por Picoloro Ecoturismo

Entreno en el Alto del Buey, Farallones de Cali

También se hizo una prueba obligatoria para los que íbamos a ir a Pico Pance en el Cerro de las Tres Cruces. Picoloro también nos dio una guía de menús y un listado de elementos para campamento.

El itinerario propuesto

Para esta salida se definió el siguiente itinerario:

Primer día, viaje en buseta Cali – Pueblo Pance, hora de salida 12 de la noche; caminata nocturna Pueblo Pance – Balcones e instalación del campamento, primera noche.

Segundo día, caminata Balcones – Pico Pance, regreso a Balcones, segunda noche.

Tercer día, regreso caminata Balcones – Pueblo Pance.

Dubitativo pero mentalizado

Me invadió el temor y la duda a partir del momento en que decidí participar en esta salida, que se hicieron más intensos al irse aproximando el día señalado, porque pensaba que las condiciones que le atribuían a esta caminata eran terribles, tanto que me hicieron dudar de mis capacidades físicas y psíquicas para realizarla.

El ascenso hasta Balcones sería de noche, con mochila pesada; el sendero muy largo, muy pendiente y escarpado, y en el tramo de raíces, extremadamente difícil; había que dormir 2 noches en Balcones a 3.750 msnm; no se conseguía agua; teníamos que cocinar; había dificultad para uso del baño y otras.

Consideraba que estas dificultades sobrepasaban a las experimentadas en las exigentes caminatas anteriores.

De todas maneras persistía con la idea de ir, e inicié mi alistamiento adquiriendo el equipo necesario; una mochila 70 litros, una carpa y un aislante, un plástico grande para el piso de la carpa, un saco de dormir, una estufa de gas para campamento, termos grandes para llevar agua, ropa térmica para dormir, botas de montaña, pantalones y camiseta para la caminata, rompevientos y chompa, bastón, elementos para aseo personal, comestibles desde frutas hasta pastas y chocolate en barra para preparar, y varias galletas de zampa, más mi cámara fotográfica Canon que pesaba como 2 kilos.

Todos estos elementos se acomodaron dentro de la mochila que llegó a pesar 16 kilos.

En los días de la semana anterior a la salida, mi temor llegó a su máxima intensidad, ocasionándome pesadillas que interrumpían mi sueño generándome el dilema de ir o no ir, tuve intenciones de retirarme hasta el último momento del día de la salida.

EL ASCENSO HASTA PAZ Y AMOR

El viernes 18 de Agosto se fijó el punto de encuentro en Cali, en la panadería Dulce Adicción ubicada en la glorieta de la Avenida Cañas Gordas, a las 12 de la noche. De allí nos dirigimos en la buseta hacia Pueblo Pance, donde llegamos como a la una y media de la madrugada.

A las 3 de la madrugada, los 23 caminantes incluyendo a los guías: Pacho Bravo, Ruby Belalcázar y René Huertas Director de Picoloro. Cargamos sobre nuestros hombros las pesadas mochilas, con las linternas de cabeza puestas para alumbrar el oscuro sendero e iniciamos la caminata desde el puente sobre el Río Pance a 1.600 msnm.

Pico Pance Farallones de Cali Picoloro Ecoturismo

Esta primera etapa de la caminata hasta Paz y Amor de unos 3.2 kms con ascenso moderado, fue particularmente difícil para mí porque estaba caminando sin haber dormido en la noche y lo estaba haciendo en la madrugada en lugar de estar durmiendo y el peso de mi mochila me torturaba, pensaba: mejor me hubiera quedado en mi casa durmiendo placenteramente, pero no podía parar y menos regresarme, continué penosamente hasta que me topé con un barranco y el techo del rancho de Paz y Amor, había culminado la primera etapa a las 5 de la mañana a 2.150 msnm.

Allí descargué la pesada mochila y me senté para reponerme y pensé que tenía que aliviar el peso de la carga para poder continuar, decidí liberarme de la carpa y llamé al encargado del refugio y le pedí el favor que me la guardara, quien aceptó, así me expuse con mi compañero de carpa Pablo Ovalle llegar hasta Balcones sin la carpa.

El grupo continuó rápidamente su marcha, dejándome relegado, ya más liviano con 4 kilos menos, marché detrás del grupo acelerando el paso, por el sendero que se adentraba en un bosque, más empinado y muy resbaladizo, debido al abundante material vegetal que acumulaba, la subida fue dura hasta que llegué al Desayunadero a las 7 de la mañana.

EL DESAYUNADERO Y REINICIO DE LA CAMINATA

Cuando llegué al Desayunadero, nombrado así por los caminantes porque es el sitio al que se llega después de 4 horas de caminata nocturna a la hora en que se acostumbra desayunar, y que aprovechan para tomarse un breve reposo antes de emprender el tercer tramo del recorrido, el más largo y difícil.

Allí encontré al grupo: unos sentados, otros acostados con las cabezas recostadas sobre sus mochilas, dormitando, sobre el suelo húmedo, en medio de palmas, helechos gigantes, platanillos y hierbas altas. Me recibieron sonrientes y frescos: Pacho Villa, Ruby Belalcázar nuestra guía mayor, Martha Berdugo y David Jordán.

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Después del breve y reparador descanso el grupo se reanimó y continuó la caminata, por un sendero difícilmente visible en medio de un bosque más intrincado. Al reiniciar la marcha, el grupo se dividió en dos, arrancó primero el subgrupo avanzado en el que iban los caminantes más expertos y fuertes, con paso seguro y acelerado, y le siguió el subgrupo de los caminantes principiantes, no expertos y más lentos, a este grupo lo acompañó René.

Me fue imposible seguirle el paso al grupo avanzado y me quedé relegado con el grupo lento; a medida que caminaba me iba sintiendo más adaptado al medio, mi cuerpo se iba entonando, apretaba el paso, había logrado mi ritmo; la mochila sin dejar de sentir su peso, la iba aceptando como parte de mi cuerpo, la sentía abrazada y segura sobre mi espalda, que la cubría desde la cintura hasta la altura de mi cabeza.

Seguí avanzando más seguro y tranquilo, a mi ritmo, y me fui despegando del grupo lento, alejándome cada vez más de él y el grupo avanzado se fue alejando cada vez más de mí, quedé caminando solo en medio del bosque que se cerraba y se oscurecía más.

SECTOR RAÍCES

Después de una hora y media de mi solitaria caminata, me hallé en medio de un bosque más alto e intricado compuesto de varios pisos; el superior por árboles gigantes, los hermosos y valiosos robles; el intermedio por árboles más pequeños, palmeras, platanillos, helechos gigantes y otras especies no identificadas; y el inferior por un sotobosque compuesto por una imbricada red de bejucos, helechos gigantes, matorrales y grandes raíces, que cubrían el suelo.

Esta confusa y oscura formación vegetal, era Raíces, el bosque alto andino húmedo, fue el tramo más difícil y largo, el más extremo; caminaba no sobre suelo firme, sino sobre raíces flotantes de árboles, trepaba por las nudosas y enredadas raíces, a veces saltaba troncos tendidos sobre el sendero y otras tocaba pasar agachado o reptando debajo de grandes troncos de árboles o de estrechos túneles que se abrían entre la apretada vegetación.

Después de salvar un obstáculo sentí que me sujetaron la mochila y me dieron un fuerte jalón hacia atrás que me obligó a caer sentado, era un bejuco que me había atrapado, luego tenía que levantarme con la pesada mochila, con mucho esfuerzo y gasto de energía, este percance me ocurrió 3 veces más.

En un momento fui consciente de ni soledad en medio de la exuberante y sobrecogedora naturaleza y sentí temor de perderme por algún sendero equivocado que pudieran haber abierto los mineros ilegales o los cazadores furtivos, como me lo habían advertido o de que fuera picado por alguna serpiente o insecto ponzoñoso, afortunadamente no sucedió.

LOS TÁBANOS

Pero si fui atacado ferozmente por unos insectos que volaban a gran velocidad alrededor de mi cabeza, emitiendo penetrantes zumbidos al batir muy rápido sus alas membranosas, buscaban la piel de la cara descubierta para posarse y picarme; estos insectos tenían el aspecto de grandes moscas negras y peludas con grandes ojos compuestos y un largo punzón en sus bocas para picar y cortar la piel, chupar la sangre e inyectar sus huevos, por eso su picadura era muy dolorosa.

Eran los temibles y azarosos tábanos, los que me atacaron tuvieron que ser hembras porque ellas se alimentan de sangre para poder producir sus huevos a diferencia de los machos que se alimentan de néctar y polen de las flores.

Fui perseguido y atormentado un buen trecho del camino por estos insectos; al principio traté inútilmente de espantarlos con las manos o con hojas grandes de los árboles, después opté por dejarlos que se posaran sobre mi cuerpo y los mataba aplastándolos con mis manos.

Este fue el trayecto más difícil en el que padecí doble penalidad: la del sendero con dificultad extrema y la de los infernales tábanos, hasta que llegué a un punto del camino en que desaparecieron dejándome en paz.

En este punto de la caminata mi cuerpo expresó su disgusto por someterlo a este gran esfuerzo, con el dolor que sentía desde los pelos de la cabeza que bajaba por todo el cuerpo hasta los dedos de los pies, mis piernas adoloridas parecía que se iban a reventar y las correas de la mochila me cortaban los hombros, cuando mis fuerzas físicas empezaban a flaquear, mis fuerzas psíquicas se activaron y me impulsaron a seguir, ya sentía hambre y la mitigué comiéndome una sabrosa barra energética con agua, que me suministró la energía necesaria para reemplazar la gastada.

LA CUEVA

Continúe más tranquilo y seguro hasta que llegué a La Cueva, una profunda excavación natural abierta sobre una enorme roca, situada a 3.230 msnm, que es utilizada como refugio pasajero por los caminantes para descansar.

Pico Pance Farallones de Cali La Cueva Picoloro Ecoturismo

Una fiesta en la Montaña

Allí tuve el agrado de encontrarme con mis compañeros del grupo avanzado, estaban descansados relajados y alegres: el inolvidable Juan Carlos Ramírez, Juanca qepd, se reincorporó y me saludó con sus brazos extendidos y sus dedos pulgares levantados en señal de aprobación; Pacho Bravo fuerte guía de alta montaña me saludó con amplia sonrisa y su dedo pulgar levantado; Doris Ximena siempre alegre con su pose característica parada con sus brazos extendidos hacia arriba; la paisita bonita Ana Isabel Bustamante, aparentemente frágil, pero realmente una formidable escaladora de elevadas cimas nevadas, quien junto con Nicolás Bayona y René Huertas constituirían la empresa Huella de Montaña, con el objetivo de emprender la escalada de las más renombradas montañas del planeta; Martha Berdugo y Lina Marcela de pie, me saludaron muy sonrientes; también tuve la grata sorpresa del recibimiento que me hizo el gran y hermoso perro siberiano, de pelo negro con manchas blancas, y un ojo blanco y otro rojo, que se agregó a la caminata, levantó su gallarda cabeza y me lanzó una mirada cariñosa.

Pico Pance Farallones de Cali Perros Picoloro Ecoturismo

Este recibimiento fue una fiesta en la montaña muy gratificante.

El grupo avanzado dio por terminado su descanso y reanudaron la caminata con pasos ágiles y rápidos, yo los seguí un poco más tarde a paso lento y seguro.

EL SENDERO PERDIDO

Continué caminando a mi ritmo, el grupo adelantado se distanció hasta que perdí su contacto, quedé otra vez solo, en un sendero con vegetación más baja pero cerrada, avancé un buen trecho hasta que tuve que detenerme forzosamente porque el sendero había desaparecido, me encontré con un muro vegetal impenetrable que me rodeaba y me impedía ver la continuidad del sendero.

Busqué desesperadamente un agujero en la vegetación que me indicara la salida y no pude hallarlo, me senté a esperar confiado en que René llegaría con el grupo atrasado y salvara la situacion. Saqué la cámara y me puse a hacer fotos de la vegetación que me rodeaba, después de esperar por lo menos media hora no llegaron y decidí volver a buscar la salida hasta que al fin vi un hueco sin vegetación, era el sendero, entre en él y continúe mi camino.

EL PÁRAMO Y LA PARED

Caminaba tranquilo por un sendero que ya superaba los 3.000 msnm y observé que el terreno, la vegetación y el paisaje habían cambiado: el terreno de suelo húmedo y blando a pedregoso duro; la vegetación oscura de selva a vegetación más abierta, baja y escasa en la que se destacaban las bromelias con espinas, las gramíneas altas y plantas de hojas suculentas con flores amarillas.

Estos cambios botánicos se debían a que la altitud determinaba el paso del piso térmico tropical frío, al de páramo que se caracteriza por ser más frío y húmedo, porque son los captores de las nubes altas, con vegetación más chaparra pero adaptada para absorber el agua y guardarla; este páramo de los Farallones de Cali no tiene frailejones a diferencia de los demás páramos que tenemos en Colombia, porque su suelo es rocoso y carece de espacios amplios en donde puedan prosperar.

El paisaje oscuro de vegetación cerrada, empezó a cambiar a un paisaje abierto y luminoso en el que se podían ver hacia abajo los pliegues montañosos, con sus verdes cubiertas boscosas y las cuencas de los ríos, y arriba los picos rocosos de los farallones en medio de móviles nubes.

Pico Pance Farallones de Cali Picoloro Ecoturismo

La continuidad del sendero rocoso, de repente fue interrumpida por una inmensa mole vertical de roca de 10 metros de altura: La Pared.

Desde la parte alta escuché voces que decían: ¡llegó Omar¡ ¡se demoró en llegar¡ ¡vamos a subirlo¡; lanzaron 2 sogas gruesas y por una de ellas bajó Pacho Villa sonriente y arriba se quedó Pacho Bravo. Pacho Villa enganchó mi mochila y la subió, luego me aseguró con la soga y Pacho Bravo me hizo hasta la cima de la pared, gracias a la ayuda de los Pachos superé la pared, ellos se fueron muy rápido, casi corriendo, yo también seguí caminando aliviado y contento porque presentía la cercanía de la meta.

Pico Pance Farallones de Cali La Pared Picoloro Ecoturismo

El clima era más frío, el panorama más abierto, el terreno más rocoso y el sendero más empinado y escarpado, hasta que fue declinando hasta culminar en un plano ligeramente inclinado, rodeado de inmensos muros de roca, era Balcones, lo tenía a la vista, me dio mucha alegría al divisarlo y aceleré el paso lo que más pude; entré equivocadamente por un humedal en el que me hundía y me caía, hasta que llegué al campamento a la dos de la tarde después de 11 horas de caminata desde que salí de Pueblo Pance.

Al llegar me recibió con aplausos el estimado e inolvidable Juanca, que se nos fue prematuramente estando en la cúspide del montañismo deportivo.

BALCONES Y EL CAMPAMENTO

Balcones es el mayor y único espacio semiplano en la parte alta de los Farallones de Cali, limitado al occidente por dos gigantescas rocas: el Simio y el Elefante; al oriente por un abismo de 3.000 metros que se precipita hacia el valle del Río Cauca; al norte por una elevada cresta rocosa, que va declinando hacia la planicie, y al sur por el plano inclinado por el que se entra a Balcones.

Pico Pance Farallones de Cali El Simio Picoloro Ecoturismo

Pico el Simio visto desde Balcones

Visto a distancia, Balcones semeja una cornisa pequeña ubicada a 3.750 msnm, sobre un punto donde se inicia la cadena de picos de los farallones, en donde los caminantes instalan sus carpas para pernoctar y madrugar el siguiente día para caminar hacia a Pico Pance.

Cuando llegamos encontramos la pequeña cuenca casi llena de carpas, la parte norte era la preferida por el declive rocoso que facilitaba el escurrimiento del agua de lluvia, por lo cual permanecía más seca, a diferencia de la parte plana de abajo que recibía las aguas que se escurrían y se inundaba.

Pico Pance Farallones de Cali Balcones Picoloro Ecoturismo

En la parte occidental de la planicie hay un humedal que se alimenta de las aguas que escurren por las peñas adyacentes, provenientes de las nubes que, al encontrarse con la peña, se condensa y se convierte en hilos de agua que se escurren por ella depositándose en la parte baja formando el humedal, en donde no se puede acampar. El agua que se destila por la peña cuando llueve, es la única fuente para el aprovisionamiento de agua de los caminantes.

El resto de la tarde la pasamos instalando las carpas para descansar dentro de ellas; mi compañero Pablo y yo nos dedicamos a buscar quién nos diera un espacio en sus carpas para dormir, nos brindaron espacio en dos carpas.

Por ahí a las 4 de la tarde llegó René con el segundo grupo. A las 5 pm se inició el ritual de los habitantes temporales de las carpas, para preparar la cena, yo saqué confiado la pequeña estufa de gas para estrenarla para cocinar; Pacho Villa me ayudó intentando encender la estufa, después de varios intentos la estufa produjo una enorme llamarada que casi nos quema, varios caminantes se acercaron al ver el incidente para ayudarnos a solucionar el problema, tomaron la estufita, la examinaron, la probaron, pero no pudieron hacerla funcionar correctamente, nos habíamos quedado sin estufa.

Inmediatamente nos llegó la ayuda, hombres y mujeres nos trajeron comida preparada y nos prestaron una estufa, el comportamiento de los caminantes conocidos y desconocidos fue un ejemplo de solidaridad. Con la estufa prestada preparamos espaguetis y chocolate.

LA NOCHE EN BALCONES

Al anochecer gozamos con el maravilloso espectáculo multicolor de la panorámica abismal que se ofrecía al occidente.

Pico Pance Farallones de Cali Atardecer Picoloro Ecoturismo

La atmosfera se dividió en franjas, unas iluminadas por los últimos rayos del sol y otras oscurecidas por las nubes, que se intercalaban.

Mirando la atmosfera de arriba hacia abajo se distinguían: el escaso azul todavía inalterado del cielo, el oscuro de las espesas nubes, el rojo encendido por los últimos rayos del sol, el azul turquí húmedo y la sombra de la cordillera central, alejados de la luz solar.

Y abajo en el valle oscuro, la gran braza roja alargada que se despliega entre la cordillera y el Río Cauca, surcada por líneas más rojas, la intensa ciudad de Cali.

Pico Pance Farallones de Cali La Ciudad Picoloro Ecoturismo

Emocionados por el maravilloso espectáculo, lo captamos con nuestras cámaras. Hacia las 9 de la noche nos refugiamos en las carpas para dormir, en medio de la plácida noche, fuimos arrullados por la lluvia que atenuó el frío paramuno.

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por OMAR SALINAS HERNÁNDEZ
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