Al llegar al punto donde debíamos atravesar la Quebrada Oscura y verla bajar tan enfurecida que no permitía ni arrimársele, le dije al grupo que bajaría a ver si era posible otro paso, a lo que una de las caminantes responde «eso no se puede, todo está igual», me sonreí, bajé a analizar, pero ella tenía razón, todo estaba igual, no había paso posible.

Primer reporte de la situación

Al ver tal situación en la que nos ponía la naturaleza, pensé: tenemos 40 personas a cargo en su mayoría inexpertas, estamos completamente mojados por el fuerte aguacero que cayó por cerca de una hora y a una altura de casi 2.000 msnm. Así que para no pasar la noche en aquel lugar y arriesgar a alguien a pasar por los síntomas de una hipotermia, me di a la tarea de encontrar un punto en el que saliera una llamada.

A las 3.20 pm me logré comunicar con Ruby, guía Picoloro quien se había quedado en Cali porque se encontraba muy indispuesta a causa de una virosis:

Ruby: Qué más Reno, ¿Cómo les fue?
Reno: Aquí Ruby, el río se creció y no podemos pasar.
Ruby: Ay Reno no me digás!!
Reno: ¿Qué hacemos?
Ruby: Hablemos en una hora a ver cuál es la situación

Colgué con ella y empezamos a mirar alternativas con Diego y Pacho Villa. No podíamos dejar al grupo solo, así que Diego subió a atenderlo, mientras Pacho y yo buscábamos un paso por la ribera del río en la que nos encontrábamos. Después de recorrerla a lo largo y haber entrado tan solo un poco, nos dimos cuenta que era impenetrable.

Segundo reporte y plan rescate

Dieron las 4.20 pm y me comuniqué con Ruby de nuevo. Le comenté que la situación seguía igual, así que me preguntó el punto exacto donde nos encontramos e inició la gestión para ir a auxiliarnos.

Llamó a su inseparable Martha y a Carlos Alberto, profesional en alturas. Carlos Alberto estaba llegando de dar una capacitación en manejo de cuerdas en Yumbo cuando recibió la llamada de Ruby. Sin vacilar le dijo que iba a descargar, a almorzar, y que por favor lo recogiera junto con cuatro amigos más que llamaría para atender la situación.

Ruby y Martha alistan el equipo, linternas, compran pilas de repuesto, algo de comida para pocas horas porque saben que el grupo no tiene provisiones, recogen a Carlos Alberto y sus amigos y cerca de las 7.00 pm llegan a Pueblo Pance.

El bus que nos llevó estaba en el mismo lugar que nos dejó a las 8.20 am. El chofer estaba cumpliendo su labor de no irse sin nosotros. Ruby le pregunta por qué está ahí, a lo que él responde que está esperando desde las 3.00 pm a las personas que salieron a caminar, pero que cree que algo pasó porque ya habían subido los bomberos. En ese momento Ruby supo que seríamos noticia nacional. Le dijo al chofer que por favor no se fuera a ir y que esperara a que el grupo baje, «luego cuadramos».

Ruby y Martha inician a caminar

Llegan a la entrada del río El Pato, donde ven bomberos, cruz roja, scouts y periodistas. Ruby un poco más ágil que sus acompañantes, observa que se empiezan a demorar para arrancar a caminar y les dice: «bueno! yo me voy» , y prende la moto, y ahí sí, todos detrás.

Encuentro con el grupo de rescate

Llegan al tercer puente donde ven luces de linternas frontales que están terminando de cruzar el puente colgante. Era un grupo conformado por bomberos y scouts. Uno de ellos le estira la mano a Ruby para ayudarla a bajar, pero quienes la conocemos, sabemos que no es necesario, «muchas gracias, yo me bajo sola». Una sola vez me ha llamado para que la ayude, cuando se fue de cabeza con su morral de montaña por una pequeña cuesta que estaba bastante embarrada y necesitaba una mano que la ayudara a salir de ahí, me sentí alagado.

El grupo bomberos y scouts que acababa de pasar El Pato, se dirigía hacia donde David Laguna, dirección contraria hacia donde estábamos. “¿Ustedes si saben dónde están ellos?, les gritó. Caminá Martha, sigamos”, y emprendieron camino hacia Hato Viejo con el grupo de scouts y bomberos detrás.

Rápidamente ven otras luces, era el primer grupo también conformado por bomberos y scouts, pero además, los acompañaban dos campesinos de la zona. Les dan alcance y las frenan, “ustedes van muy rápido!!” las detuvo un bombero, “AH! ¿ustedes?” Ruby y Martha son viejas conocidas de los bomberos porque hace 7 años los entrenaron para rescate en alta montaña. “Bueno, igual!! Vamos a hacer un solo frente” A Ruby y a Martha no les quedaba si no obedecer, eran ellos quienes estaban al mando; de moto pasan a andar en triciclo, y los terminan de guiar hasta donde estábamos, y es en este momento cuando el grupo estalla de felicidad.

La solución desde una tímida voz

“Hay que cruzar el río” dijo un bombero, “miremos por dónde” Y miran y miran y miran, pero pasarlo es aún complicado. Uno de los campesinos, entre su timidez y que no lo dejaban hablar, logra comunicarle a Ruby que hay un paso a 1 km abajo que no cruza el río y llega a donde nos encontramos. Sólo que es un camino viejo que hace mucho que no se transita y hay que reabrirlo.

“Esa es” dijo Ruby, “si intentamos pasar el río, nos dan 15 minutos pasando a cada persona” Hagan la cuenta, éramos 42; hubiera tomado más de 10 horas pasarnos a todos con la debida seguridad de arneses y mosquetones.

“Que un grupo vaya a hacer lo que dicen los campesinos y nosotros nos quedamos acá dando apoyo visual a nuestra gente”

Agradecimientos

Esto fue lo que sucedió del otro lado del río. Contamos con un equipo de apoyo incondicional y preparado para atender situaciones como ésta. Muchas gracias Ruby, Martha, Carlos Alberto, amigos de Carlos Alberto y comunidad montañista de Cali que estuvo atenta a auxiliarnos.

Agradecemos también a los dos campesinos, a los Bomberos, al Equipo Scout de Emergencia – ESE y a la Cruz Roja por su apoyo.

Gracias especiales también a Transportes Cuellar, quienes nos esperaron 10 horas más de lo acordado para llevarnos de Pueblo Pance a Cali.

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