Una aventura que desde el año 2011 había sido esquiva por motivos ajenos, en pocas horas se haría realidad.
Es la una de la tarde del sábado 11 de octubre del año 2014, lista, muy puntual con mi mochila al hombro, buena energía y excelente motivación, esperaba otros de los compañeros caminantes y aventureros donde en una cómoda buseta nos enmarcamos cada uno en su silla rumbo a nuestro destino: Ascenso al Volcán de Puracé.
Rumbo al Volcán Puracé
Nuestra ruta avanzaba sobre una autopista pasando por Jamundí, Villa Rica, Santander de Quilichao, Piendamó hasta llegar a Popayán, la ciudad blanca, que atravesamos lentamente desviando hacia una angosta carretera que nos conduciría a la población de Puracé donde nos esperaba el guía de la zona, el Chamán del Pueblo Coconucos.
Era una tarde fría y sus moradores se contaban en los dedos de las manos. Avanzamos por la estrecha y empedrada carretera que nos llevaría a nuestro sitio de campamento, Pilimbalá, mientras nuestros ojos se deleitan observando hermosos paisajes verdes y montañosos que inspiran paz y frescura a través de las ventanillas de la buseta.
Son las seis de la tarde, hace demasiado frío y estamos en territorio del Pueblo Coconucos a 3.300 msnm. Este será nuestro campamento en una confortable cabaña después de paladear una apetitosa cena acompañada de trucha y agua panela caliente.
A caminar el 12 de Octubre
Son las cinco de la mañana del 12 de octubre fecha memorable en la historia de Colombia, día de la Raza, descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón. Aunque el nombre «Día de la Raza» sigue siendo popularmente utilizado en la actualidad, el nombre oficial suele ser diferente en cada país, siendo llamado Día de la Hispanidad en España, Día del Respeto a la Diversidad Cultural en Argentina, Día del Encuentro de Dos Mundos en Chile o Día de la Resistencia Indígena en Nicaragua y Venezuela, por mencionar algunos ejemplos.
Este especial día, nosotros los caminantes lo celebraremos en la cima del inmenso y majestuoso cráter del Volcán de Puracé.
Picoloro Ecoturismo antes de partir
Antes de iniciar nuestro recorrido, Edgar el Chamán del Pueblo Coconucos, nos presenta a Anatolio y Nixon, quien sería nuestro acompañante local durante el ascenso al volcán, e inició el ritual pidiéndole al Inti (sol) que alejara las lluvias y a la Killa (luna) que es el lado opuesto, alejara las sombras, y ofreciendo el agua y la coca que debíamos mambiar (masticar como el chicle) en el camino para evitar el cansancio y el soroche (mal de altura).
Iniciando el ascenso
Por un tradicional camino en piedra de nuestros ancestros iniciamos el ascenso, lenta y pausadamente, nos esperaban cinco horas de camino equivalentes a ocho kilómetros, Ruby nuestra guía llevaba la delantera, le seguían los más osados y enérgicos caminantes como Fernando, Andrés, Jose, Alfredo, Diana, Esteban, Marha y Mauricio; atrás Miruca, Alejandro y Martha acompañados de Nixon el acompañante local que paso a paso nos contaba historias, cabe anotar que es un joven de 18 años y desde los quince sube como guía al Volcán, dice que con esta son 80 veces de ascenso. También nos acompañaba Daniel, quien se gozaba disparando cámara a cada tranco y en cada punto para captar las mejores imágenes de este encantador páramo que goza de un gran bosque nativo, albergando la totalidad de especies silvestres de flora y fauna en medio de pajonales.
Aprendiendo sobre la historia del lugar
Observamos también los tradicionales frailejones, el lupino, árnica, poleo y lengua de vaca. Bastaron dos horas para salir a un tramo de carretera en piedra blanca y movediza hasta la antigua base, allí solo se observan antenas.
La Piedra del Estudiante
Un pequeño descanso para tomar nuevamente un aire y continuar nuestra ruta pasando por Piedra Grande, La Meseta, Lagunillas (un sector paradisíaco donde se pueden observar hasta 25 lagunas) y La Piedra del Estudiante.
Preguntamos por qué el nombre, a lo que nos responde Nixon el guía, “cuentan que había un grupo de estudiantes en este sitio departiendo, con grabadoras a todo volumen el volcán se enfureció y los tapó a todos” agrega, » yo no había nacido”.
He corroborado la historia con la realidad y en efecto sucedió en el año de 1948 un 26 de mayo y la totalidad fueron 17 estudiantes del Liceo Universidad del Cauca. “Tampoco había nacido quien escribe esta crónica”.
Es interesante escuchar las historias de Nixon, también nos cuenta sobre las minas de azufre y el pacto con el diablo que hizo el señor Manuel María Mosquera, director del colegio del pueblo para que lo dejaran explotar dichas minas que están muy cerca. El nombre de la mina es Vinagre.
Tramo final hacia el cráter del Volcán Puracé
Entre pisada y pisada, historia va, historia viene, una fuerte brisa azota nuestra cara, es una pendiente muy fuerte y debemos caminar con precisión por el terreno tan arisco en piedrilla, observamos al lado derecho las grandes fumarolas con una aureola color verde y su olor no se hacía esperar por las bocanadas de grandes nubes que expedían olor a azufre.
Recuerdo que en mis historias de niña nos decían que en el infierno olía a azufre, ¿será que estamos cerca a la boca del infierno en esta belleza natural creada por el Poderoso?. Ya estábamos cada vez más cerca de llegar a la gran boca o cráter de nuestra meta: El Volcán de Puracé.
Fumarola del Volcán Puracé
Y estaba, en la cima del Volcán Puracé
Coronamos, es el lugar emblemático del parque, estamos a 4.700 msnm. Nuestros compañeros ya disfrutando de la majestuosidad de este gigantesco edificio que tiene forma de un cono, bastante nublado pero poco a poco va despejando hasta dejar ver su gigantesco diámetro de 900 metros, es maravilloso, con lágrimas en mis ojos soy recibida por Ruby nuestra guía quien me da un fuerte abrazo, “muy bien Martha” me dice. Siento una gran emoción y doy gracias a Dios y a la vida por lograr una meta, un sueño represado durante tres años.
DIOS HOY ME HA DADO OTRA OPORTUNIDAD DE CUMPLIR ESTE SUEÑO. VOLCÁN PURACÉ
El grupo en la cima del Volcán Puracé
Nos tomamos un descanso, capturando las mejores fotos observando este hermoso espectáculo que nos ofrece la naturaleza, la brisa y el viento son inclementes.
Luego del cráter, a descender
Iniciamos nuevamente el descenso por el mismo camino, nos tardaríamos cuatro horas. Descendimos muy lentamente aprovechando que se nos abría un limpio paisaje, lleno de hermosos verdes, todo el grupo nos ganó de camino casi una hora, en la que aprovechamos con Daniel y Nixon a deleitarnos con los paisajes y escuchar historias y aventuras.
Bella vista del páramo
Después del Volcán Puracé
Después de una noche de descanso nuestros equipos listos en la buseta salimos rumbo al avistamiento del cóndor, aquella ave majestuosa y emblemática de nuestro país que en este sitio solo logran sobrevivir tres.
Nos acompaña otro indígena, el chamán Gerardo del Pueblo Coconucos; no es una carretera, es una trocha estrecha y avanzamos lentamente, “al lado izquierdo podemos observar Cascada la Ermita, tiene 120 metros de altura” explica Gerardo. Se encuentra metida en medio de bosque natural y roca, nuestra vista se sigue deleitando con los innumerables paisajes de lado y lado de la carretera, bellísimo el páramo de Noscopán, Valle de los Frailejones; «estas especies no son tan altas, seis o siete metros, y crecen un centímetro por año” agrega.
La Piedra del Cóndor
Gerardo hace detener la buseta para realizar un pequeño ascenso hacia la piedra del Cóndor. Por un camino estrecho y boscoso donde un aviso de Parques nos anuncia que debemos guardar silencio pues es el templo del cóndor.
Este sitio tiene una cosmovisión propia, por eso Gerardo realiza el ritual ofreciendo al Inti, a la Killa y a la Pachamama para atraer la visita de esta especie majestuosa, elevando su bastón de chonta atado con cintas de colores representativos de la pureza, de la tierra, de los verdes campos, del agua, el chumbe y los anillos de la unidad, autonomía, armonización y los cuatro principios. Realiza su llamamiento al ave de los andes y la limpieza de la zona y de las personas que visitan el lugar, es maravilloso observar todas y cada una de las costumbres, mitos y respeto que tienen frente a la naturaleza.
Chamán pidiendo permiso
Alfredo también pidiendo permiso
Todos en silencio esperábamos con paciencia el momento preciso para la llegada de tan importante visita; siempre en estas salidas hay quien coloque la nota alegre. Parado sobre una de las rocas prominentes que dan a una vista hermosa, abría sus brazos extendidos al cielo, Alfredo, como haciendo un segundo ritual a lo que jocosamente Marha dice “vean muchachos a cóndor man” reímos y todos listos con su cámara pues en el despejado y hermoso cielo apareció la visita tan esperada. Había transcurrido una hora y quince minutos.
Y llegó el Cóndor de los Andes
Gerardo observaba a través de sus lentes la llegada de la gigantesca ave, cuando de repente se posó sobre la piedra donde estaba servida la cena. Quien había llegado majestuosa y elegante era la señora Cóndor, luciendo su collar y punta de sus alas blancas orgullosamente.
Observando el imponente Cóndor de los Andes
Es emocionante ver la presencia de esta gigantesca ave tan cerca en su hábitat, diferente a verla en un zoológico. Posó ante nuestros ojos por varios minutos, comió y se fue.
Seguimos nuestro trayecto en la buseta donde en una de las paradas pudimos observar la laguna San Rafael desde un mirador natural en medio del bosque. Allí nace el rio que forma la cascada El Bedón y será nuestra última estación de esta imborrable ruta ubicada a 56 km de la ciudad de Popayán. Desde su propio mirador con balcón metálico pudimos observar este lugar simbólico de la zona, con una caída de 15 metros en forma perpendicular y seis metros de ancho, sus aguas con gran fuerza caen en forma espectacular formando un gran salto o catarata de agua.
Abordamos nuevamente la buseta que nos conduciría a nuestra ciudad de origen después de compartir esta inolvidable aventura que solo habían visto mis ojos plasmada en fotos .
Ya de regreso una paradita en la población de Piendamó donde almorzamos y más adelante, para comprar quesitos y dulces para quienes nos esperaban en casa.
Muchas gracias a 15 amig@s aventurer@s.
Hasta la próxima.
por MARTHA INÉS GÓMEZ
Picolorense