Un recuerdo con detalles técnicos y algunos comentarios que tendrán mayor sentido para quienes vivimos la odisea. Los registros fueron realizados con un GPS y visualizados por el Mapsource y Google Earth. Las fotos tienen diversos autores y las recogí de las publicadas en internet por Picoloro, René y Omar.
Lugar: En la reserva natural de Los Farallones de Cali por la zona de Pance. Cañón de la Quebrada Oscura.
La jornada planeada hasta un antiguo predio denominado Hato Viejo que solo identificaríamos por un cambio evidente entre la vegetación en algún lugar de «un camino olvidado», antigua ruta a Pico Pance por el cañón de la Quebrada Oscura, afluente del río Pato que a su vez vierte las aguas al Río Pance.
Caminata nivel 2, para personas que ejercitan su cuerpo al menos 1 vez a la semana.
Distancia: 6 km aprox.
Los 15 ºC que caracterizan el clima no causan preocupación alguna, pero la imagen no indicaba la expectativa de lluvia.
El primer punto de la caminata registrado en el GPS:
22/04/2012 07:29:54 a.m – 936 m – 0.9 km/h – N3 21.848 W76 31.917
Fue a eso de las 7:30 de la mañana ya reunido el grupo en el lugar de encuentro en la glorieta de Ciudad Jardín. El bus nos traslada a Pance por la avenida Cañasgordas y luego por el callejón de Las Chuchas hasta llegar al caserío de Pueblo Pance. Es un trayecto de unos 16 km por el que pasamos de los 940 msnm a los 1.550 msnm.
Al descender del bus y siendo la 8:21 iniciamos el camino hacia la entrada a la reserva a 1.2 km de distancia que recorrimos en casi 23 minutos caminando a 3 km/h en promedio, como lo indica el registro global del tramo:
22/04/2012 08:21:19 a.m – 0:22:41 – 1.2 km – 3 km/h
Inicio del tramo Pance – 22/04/2012 – 08:21:19 a.m – 1508 m – 3 km/h – N3 19.724 W76 38.080
Fin del tramo Entrada – 22/04/2012 – 08:43:48 a.m – 1643 m – 4 km/h – N3 19.649 W76 38.635
Ascendimos 135 mts en 1,2 km; una pendiente media del 11.3% en 22 minutos – rapidez media de despegue de unos 3km/h …!
Así que a las 8:45 am ya estábamos en la entrada del parque dándonos el saludo de bienvenida y practicando el calentamiento. Habíamos dejado la lluvia en la ciudad pero se nos recordó que el invierno ha estado presente y que habría que esperar lluvia, con una posiblemente leve inclemencia.
El agua en abundancia ya estaba anunciada desde la descripción de la caminata, en medio de las buenas expectativas:
«… un super puente de acero que no se cruza, agua, agua, mucha agua». … «Es una oportunidad para ver cómo la selva reclama su territorio, de caminar sin ascender, de disfrutar un río sólo para nosotros» … «llegaremos a la puerta de un sitio olvidado, será la última vez que atravesaremos la quebrada La Oscura, … Luego de pasar un tiempo descubriendo el sitio, ustedes nos ayudarán a decir qué hubo allí»
Iniciamos nuestra caminata
Eran las 08:57:06 a.m – 1648 m – 9 km/h – N 3 19.650 W 76 38.643
El perfil del ascenso: De los 1.650 msnm llegamos a los 2.285 msnm. Fueron unos 6 kms de ascenso pausado.
Llegamos a Hato Viejo a las 12:42:43 p.m – 2285 m – N3 20.839 W76 40.327
Estaba la vegetación que nos habían anunciado. Encontramos claros vestigios de antigua presencia humana en el lugar.
En los 6 km, caminados en casi 4 horas, a una velocidad media de 2 km/h, ascendimos desde los 1.650 msnm hasta los 2.285 msnm lo que nos da una pendiente media del 10 %. O sea de 10 cm por cada metro andado. Esto tal vez justifica el por qué, en la descripción de la caminata se dijera que: «Es una caminata que no tiene mucho ascenso, …» «… Caminata tendida, a través de un camino olvidado…» «… de caminar sin ascender, de disfrutar un río sólo para nosotros…»
Y comenzó a llover y bajo la lluvia tuvimos que «almorzar» y sin tardanza … fueron menos de 20 minutos en los que poco pudimos disgregar acerca del significado del lugar y del por qué habría sido escogido como en la mitad de ninguna parte.
En el siguiente montaje vemos el camino desde la entrada a la reserva Anahuac hasta Hato Viejo. ¡Es de admirar cómo nos habíamos acercado a los picos de los Farallones! ¡ y eso que fue por el camino viejo!
El descenso
Inició a las 2:59:55 p.m – 2286 m – N3 20.838 W76 40.323
Como referencia tenemos la ruta de ascenso en verde. La ruta en rojo es el descenso hasta llegar donde quedamos «atrapados» dos horas y diez minutos después de iniciado el descenso.
La ruta morada es un tramo del descenso por la trocha del rescate. El resto no se registró por falta de energía del GPS.
Así que siendo las 03:11:13 p.m, a una altura de 1.889 m y en las coordenadas: N3 20.066 W76 39.404 nuestro descenso se detuvo.
Nótese que aún estábamos a 1.900 msnm. He ahí que el frío no era solo por estar húmedos sino por la altura en la que nos encontrábamos.
Así estaba la Quebrada Oscura cuando la cruzamos en la ruta de ascenso: a las 10:40:31 a.m.
En ese momento qué nos íbamos a imaginar que aquella orilla del frente sería nuestro lugar de espera a nuestro regreso.
En nuestro descenso, unos pocos minutos antes de llegar al último cruce de Quebrada Oscura nos congregamos en un precioso y especial pastizal donde por su apertura y una corta escampada los rayos del Sol alegraron nuestro momento.
La espectacular fotografía registrada por René, además de abarcar magistralmente a todo el grupo deja constancia del ambiente húmedo pero tranquilizador que vivimos en ese especial lugar.
Todos estábamos radiantes y contentos, aunque totalmente entrapados.
Desde este lugar se escuchaba la ahora crecida quebrada, que vista desde ahí, a unos 35 metros abajo, no nos asustaba.
Luego del corto y soleado retozo, empapados y bajo un reiniciado aguacero llegamos al tercer cruce de la Quebrada Oscura;
De nuevo el registro del GPS indica que eran las 03:11:13 p.m – 1889 m – N3 20.066 W76 39.404
Ya de cerca la situación que percibimos fue bien distinta.
Espera con calma y tranquilidad
Así que empapados y, de nuevo, aguantando aguacero, aceptamos que para atravesar tendríamos que esperar un tiempo razonable, de una hora, u hora y media, para que la Quebrada Oscura volviese a ser una quebrada transitable, más no lo hizo durante las 7 horas que estuvimos ahí, aunque el nivel de las aguas había disminuido un poco a las 10 de la noche.
Durante la espera algunos caminantes hicimos tertulia, resguardados en un muy amable y desprotegido cambuche «construido» por la colaboración juvenil, en un acercamiento corporal, aún alejado del recomendado por los “pingüinos”; otros caminantes se dedicaron a fortalecer el ambiente de tranquilidad y esperanza, amenizaron con pitos, silbidos y luces de celulares y linternitas que, en tal oscuridad de Luna Nueva, fueron de gran ayuda.
En realidad corrimos con la suerte de no haber quedado atrapados más arriba en el cañón de la Quebrada Oscura desde donde no se hubiese podido dar aviso del atrapamiento por el ahora caudaloso e intransitable río en el que se convirtió la quebrada.
La suerte fue acompañada de la particular casualidad de que un primitivo celular Nokia que portaba el guía René fue el único teléfono celular que logró comunicarse de repente y alcanzó a dar el aviso de alerta a la persona indicada. Esa llamada fue crucial y definitivamente salvadora. Crucial porque permitió que los caminantes mantuviésemos una ejemplar calma llena confianza. En ningún momento se perdió la esperanza de ser rescatados pero hubo gran actividad preparando una posible y poco deseada pernoctada. Y salvadora porque surtió efecto.
El primer efecto se sintió al momento cuando se percibieron unas luces mas potentes del otro lado que cual luciérnagas gigantes se acercaban a la orilla opuesta.
El rescate
Grandioso, se trataba de un cuerpo de bomberos, un grupo de scouts y dos baquianos. Ruby y Marta los condujeron al lugar. Ya no estábamos solos pero continuábamos estando atrapados. No se pudo sortear un montaje adecuado y ágil para cruzar la aún enfurecida quebrada.
Luego de una muy prolongada expectativa aparecieron otras luces pero esta vez del lado de nuestra orilla, ahora eran personajes del cuerpo de bomberos que, guiados y conducidos por dos baquianos que, abriendo trocha a la margen de la Quebrada Oscura, habían penetrado hasta encontrarnos.
Y ahí comenzó el retorno; divididos en dos grupos de 21 personas y escoltados por baquianos y bomberos hicimos la travesía por la resbalosa y obstaculizada trocha que a la par se estaba definiendo.
El resumen del descenso hasta el atrapamiento:
Así que, como mínimo, faltaban unos 3 km de camino para llegar a la entrada de la reserva.
Comenzamos a caminar por la trocha del rescate a eso de las 08:39:50 p.m y eran las 10:22:12 p.m cuando el GPS dejó de registrar.
El tramo de regreso registrado por la trocha (tramo morado) tiene el siguiente resumen:
Eran las 10:22 p.m. Aún faltaban por lo menos 2 km.
Pasos finales
A eso de las 11:30 p.m llegamos a un puente de cables de acero y tablitas resbalosas que, de 2 en 2, nos permitió atravesar por fin la Quebrada Oscura y conectar con el camino regular que ya habíamos transitado en la mañana.
Faltaba el puente de cables y palitos por el que solo podíamos pasar de 1 en 1, para atravesar la quebrada El Pato, que también estaba embravecida. Y faltaban los otros dos puentes que atravesando el Río Pance nos conducirían, sanos y salvos a la libertad, gracias a la actitud paciente y valerosa de los caminantes y a la cautela y buen juicio de nuestros guías y rescatistas para sortear las grandes dificultades.
Lo acontecido en la caminata y que no estaba incluido oficialmente en los planes es parte de lo anecdótico que dejó la experiencia. Al menos para nosotros los caminantes dejó de ser la Tierra del Olvido. La Quebrada Oscura nos mostró su lado oscuro y ahora será la Tierra del Recuerdo.
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