Algunas veces hay que devolverse para poder llegar René, me dijo Francisco Bravo cuando llegamos juntos a Pico Pance caminando desde el Alto del Buey, refiriéndose a que ocho meses antes, me había tocado devolverme pues no encontré cómo llegar a donde en ese momento estábamos parados.

En esta ocasión, me había tocado devolverme dos veces, no conocía aún el filo del Paramillo del Quindío, un lugar que me estaba esperando. La primera vez fue justo con Francisco, subiéndolo por el lado occidental, que por sus pendientes y peligrosas rocas sueltas nos dejó a tan solo unos metros de coronarlo. La segunda vez fui con mi dulce Lina, queriendo coronarlo por el lado oriental, sin embargo la duda y la falta de tiempo hizo que en esta ocasión tampoco lograra el objetivo.

Fue así como en la tercera ocasión, de nuevo con Francisco y un excelente grupo que nos acompañó, coroné el filo del Paramillo del Quindío.

Grupo de la Travesía Paramillo del Quindío 2014


DÍA 1 | Valle del Cocora – Finca La Argentina

Distancia: 10 km
Tiempo: 6 horas
Altura inicial: 2.400 msnm
Altura final: 3.466 msnm

Llegamos de madrugada al Valle del Cocora, dejamos nuestros morrales con Javier, quien los trasladaría durante los cuatro días de travesía, estiramos y empezamos a caminar. Éramos en total 19 personas que buscábamos realizar una ruta poco conocida, entrar por el Valle del Cocora – Quindío, ascender al Paramillo del Quindío y salir por El Cedral – Risaralda.

Pasamos riachuelos, bosques de pino y algunas pendientes de inclinación menor, para llegar a un lindo balcón desde el que se podía ver Morro Gacho y en su base las palmas del Cocora. En este lugar desayunamos.

Retomamos el camino y llegamos a nuestro destino del primer día: Finca La Argentina. Gloria, nuestra anfitriona, nos hidrató con agua de panela y un rico caldo de papa.

DÍA 2 | Finca La Argentina – El Oasis del Paramillo

Distancia: 10 km
Tiempo: 6 horas
Altura inicial: 3.466 msnm
Altura final: 4.388 msnm

Arrancamos a caminar a las 8.30 am, ascendimos el pendiente tramo inicial hacia Buenos Aires, finca donde nació Javier, ahora abandonada. A pocos metros de Buenos Aires, entramos al páramo, bellísimo, tupido por frailejones. El camino no está marcado, y hay que saber por donde cogerlo. Seguimos ascendiendo, y notamos que uno de nuestros acompañantes no venía bien. En la parada de reagrupación, Francisco le dice que es mejor que se devuelva con Javier, quien pronto regresará con sus mulas, pues ya había pasado con nuestras maletas para dejarlas en el Oasis del Paramillo, destino del segundo día. Devolverse es una decisión difícil de tomar, nadie quiere hacerlo, pero seguir es arriesgar la vida y la del grupo. Con resignación, aceptó devolverse, era lo mejor, los siguientes dos días iban a ser más exigentes.

Luego de una pronunciada cuesta, llegamos a la boca del Paramillo, quien se nos mostró por primera vez, aún muy nublado, solo dejaba observar sus pantanos, mas no su filo. Ubicamos nuestras maletas, avanzamos hacia el campamento, y buscamos el mejor lugar para acomodar las carpas. El sitio de camping es bueno, estamos protegidos del viento y tenemos agua, aunque debemos filtrarla pues tiene algunas impurezas.

DÍA 3 | El Oasis del Paramillo – Escuela El Bosque

Distancia: 12 km
Tiempo: 9 horas
Altura inicial: 4.388 msnm
Altura final: 3.727 msnm

La noche no fue buena para la mayor parte del grupo, el frío sobre los 4 mil metros se hizo sentir durante la noche. Nos levantamos y las paredes del Paramillo estaban escarchadas, un color blancuzco predominaba, me dejó perplejo, ya que pocas veces se ve así.

A por el Paramillo del Quindío!

Desarmamos campamento, desayunamos, arrumamos los morrales para Javier, estiramos y arrancamos nuestra jornada. Para mí era excitante, era el día que por fin estaría en el filo del Paramillo. Ascendimos entre arenales, el paisaje lunar era increíble; de pronto terminamos de ascender estábamos caminando ya sobre su cima! Lo atravesamos entre la niebla, pasamos dos cráteres antiguos en busca de un cuello del que se veía la Laguna La Leona en primer plano, y en segundo la Laguna del Otún.

Descender el Paramillo del Quindío

Lo que seguía era descender hasta La Leona, pero la Corona del Paramillo nos coqueteaba, así que con cuidado pasamos del cuello hasta ella entre piedras movedizas. La Corona es tan bella como fría; el viento sopla fuerte y la sensación de frío aumenta; la neblina nos recorre y en pocos minutos no permite ver a 10 metros. Volvimos al cuello y ahora sí, a descender; lo hicimos entre arenales, bajando cómodamente pues nos enterrábamos a cada paso.

Almorzamos en La Leona, laguna a la que le quedan pocos años, ha perdido gran cantidad de agua. Continuamos nuestro camino. Atravesábamos la laguna, cuando Ruby se acordó que hace muchos años había una foto de su grupo en fila mientras se atravesaba La Leona, por lo que se repitió el momento.

Llegando a un camino conocido

Un incipiente camino nos conducía ahora a otra laguna, La Negra, esta sí con buena cantidad de agua, lo que hace de ella todo un espectáculo natural. La atravesamos y de nuevo estábamos en el páramo infinito, el que no se alcanza a ver dónde termina. Con la ubicación extraordinaria de Francisco, lo cruzamos y llegamos a un camino conocido, el que viene del Cedral, un camino recorrido por varios, estábamos del otro lado. Seguimos este camino y llegamos a La Escuela, la cual estaba llena de campistas.

DÍA 4 | Escuela El Bosque – El Cedral

Distancia: 17 km
Tiempo: 8 horas
Altura inicial: 3.727 msnm
Altura final: 2.211 msnm

El último día es agotador, ya estábamos con el cansancio acumulado, y el camino entre la Escuela y el Cedral es pedregoso. Finalmente después de 8 horas, llegábamos a nuestro destino final, habíamos cumplido la travesía.

Logramos hacer estar travesía gracias a un excelente grupo que supo disfrutarla y compartir con cada uno de sus integrantes. Cada una de las 18 personas tuvimos una mentalidad ganadora que permitió recorrer los 49 km en 4 días, guiados por Francisco Bravo. El paso fue bueno, el grupo iba casi compacto, salvo algunas diferencias de 20 minutos entre el primero y el último.

Quedamos todos muy contentos, tanto que las primeras dos noches en la ciudad, varios no pudimos dormir bien. Esto se debe a la adrenalina que nos embarga por lograr hacer esta travesía tan completa, tan llena de parajes espectaculares que nos recargaron y llenaron de vida.

PERCEPCIONES DE ALGUNOS DE NUESTROS ACOMPAÑANTES

Percepciones montañistas excursión al Paramillo del Quindío 2014


Fotos de esta salida Sigue este enlace

por RENÉ ALEJANDRO HUERTAS CAICEDO
Picolorense